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Actualizado: 05 ene 2022 / 14:16 h.
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  • Aquellos Reyes Magos tan pobres

Corría ayer por esos móviles un vídeo de El Hormiguero donde se podían observar el alfa y el omega de la vida: unos niños y unos ancianos escribiendo sus cartas a los Reyes Magos y hablando del día que hoy conmemoramos. El comienzo y el final de la vida, el ayer y el hoy, la vida de quienes la tienen por delante y de los que la tienen por detrás.

Por desgracia, no hemos logrado que la guerra civil, Franco, la República y todo eso que unos y otros han convertido en dioses y diablos queden en lo que son, historia en lenguaje común e Historia como ciencia social a estudiar e interpretar con la máxima rigurosidad posible. Aquí seguimos como unos seres inmaduros y ciegos de pasión tirándonos a la cabeza los años treinta del siglo XX que, a su vez, se gestan en el XIX e incluso mucho antes. A España le gusta estar calentita en su pasado y con su pasado, en sus asignaturas pendientes y en lugar de estudiarlas y aprobarlas los españoles se arrojan unos a otros a la cabeza los libros que explican los hechos.

Los años veinte y treinta del XX y las dos siguientes décadas, las de la escasez y el hambre, las de la desigualdad escandalosa, están ahí, aún nos viven personas que nacieron en la primera mitad de la década de los veinte, yo, sin ir más lejos, tengo un tío que el día 14 de este mes cumplirá 97 años a los que ha llegado lúcido. Mi tío y mis padres -que por desgracia no están aquí- sufrieron la guerra civil con 12 años y los años posteriores con sus carencias. En el vídeo de El Hormiguero-Antena 3 TV teníamos ante nosotros a quienes no lograron nunca lo que deseaban que los Reyes Magos les trajeran, testigos vivos de lo terrible que encierra la existencia porque ya nada ni nadie les devolverá aquello que podría haber cambiado sus vidas, aquella carencia que quedó en sus mentes, hiriéndolos para siempre. Esas personas tendrían motivos reales para hablar con rabia de Franco, la República y la Guerra Civil. Sin embargo, no lo hacen, desean estar tranquilos, asimilar el dolor, vivir con él y pasar sus últimos días con la mayor tranquilidad posible. Quienes viven del pasado son esos oportunistas que no lo han sufrido, otros lo sufren pero no viven a su costa ni lo utilizan para llevar a cabo otra guerra civil sin fuego de cañones ni bombas que obligaban a correr hacia los refugios.

Curiosas las observaciones que llevaron a cabo los niños que aparecieron en el vídeo. Niños y ancianos habían escrito sus cartas a los Reyes y al revelar sus contenidos los niños observaron que los ancianos habían deseado en algunos casos algo inmaterial para todos, como paz o salud, mientras que ellos habían pedido varias cosas sólo para ellos. Los años regalan sabiduría y uno sale de sí mismo para desear que lo que se ha sufrido no lo sufran los demás. Eso no quita para que se anhele tener aquello que se ha perdido: menos años, una pelota de verdad -no las de trapo- o una muñeca Mariquita Pérez. Menos años porque se ama la vida que se está marchando sin remedio aunque a pesar de todo, en mi caso, no me cambiaría por ningún joven ahora mismo que veo las cosas desde un escalón mucho más alto, que no por eso soy superior a nadie. Una Mariquita Pérez y un simple balón porque en otros tiempos fueron Reyes de ricos. Allí, ante ellos, estaban aquellos regalos que nunca tuvieron. A buenas horas, mangas verdes. Llegaron tarde, pero más vale tarde que nunca. Se los consiguió una España que, a pesar de que sigue bostezando, ha salido adelante y creo que seguirá avanzando a pesar de sí misma y también gracias a sí misma.

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