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Actualizado: 06 nov 2015 / 23:29 h.
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Está de moda emprender. Por desgracia no todo el mundo está capacitado para ello. Hoy día hay infinidad de seminarios, másteres, academias e incluso las célebres escuelas de negocio que pretenden enseñar a emprender. Difícil, cuando no directamente imposible. Es posible aportar conocimiento, otorgar una cierta preparación e incluso cultivar los caracteres de las personas. El problema es una cuestión básica e indispensable para el emprendedor, es una situación de aprender a convivir con un compañero de viaje que estará presente en cada momento de la vida de un empresario, un antipático factor cuya sola mención hace palidecer a los más agresivos y contumaces nuevos emprendedores. Por supuesto les hablo del «riesgo».

La compañía del factor riesgo, o más bien la aversión a la misma, hace que decaigan o incluso desistan muchos proyectos empresariales. Es en todo modo indispensable entender que la aparición del tan ansiado beneficio lleva aparejada la interacción con el riesgo como elemento indispensable. No existe beneficio sin riesgo, quien no se atreve a perder nunca conseguirá ganar. Es una diferencia clara entre el emprendedor de éxito y los que se quedan por el camino.

Teniendo en cuenta la demoledora estadística de empresas que en los primeros cinco años no consiguen sobrevivir, queda claro que ese matrimonio con el riesgo no es bien avenido.

Al final todo se puede llegar a reducir a esa cuestión, el control del riesgo y su nivel de asunción, pues si negativo es ser apocado, peor aún puede ser el exceso. ¿Cómo llevar entonces esta relación?

Para el emprendedor es importante la confianza y la seguridad en sí mismo y en su proyecto. Conocerse profundamente y confiar en la propia capacidad para seguir adelante. Además, se necesita tener un pensamiento muy creativo, con gran visión hacia el futuro para crear algo distinto, soñar diferente. Estar en permanente búsqueda de algo que no existe, o para mejorar algo que ya está en el mercado. Pensar de forma distinta, de forma creativa.

Al final, no deja de ser una forma de vida. Una forma de existencia de carácter independiente, siempre dispuestos a afrontar los problemas que sin duda van a venir. Muchos no verán las cosas del mismo modo, preferirán no convivir con el riesgo, buscarán la seguridad del rebaño. El miedo, la seguridad de depender de otros, es la barrera.

Derribar barreras para mí se resume en una sola, superar el miedo. El miedo es el único obstáculo que nos puede impedir alcanzar el éxito. Salirse de la zona de confort. Y acostumbrarnos a revisar todo lo que nos produce malestar o miedo es un entrenamiento necesario. Salirse del rebaño, ser locomotora o vagón de tu vida depende de tu actitud. ~