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Actualizado: 07 jun 2020 / 23:32 h.
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  • Fotografía: EFE
    Fotografía: EFE

Vivimos sepultados por la importancia de la imagen, del pequeño relato que puede fotografiarse para que todos lo vean. Dependemos de las veces que nos dicen lo mucho que gustan nuestras cosas, de las personas que dicen estar interesados por lo nuestro aunque, en realidad, les importemos un bledo.

Gestos. Importan los gestos, lo superficial, lo irrelevante, lo facilón. No existe el criterio para sostener una idea con cierta solidez. Vivimos instalados en una mediocridad criminal que nos reduce a lo peor que puede quedar de un ser humano, a la imitación de nosotros mismo, al vacío.

Me parece muy bien que se reivindique la igualdad entre todas las personas. Pero me parece bien si el movimiento no es una patraña.

Ha muerto un hombre en Estados Unidos a causa de una violencia policial intolerable. Y el mundo entero se echa a la calle para protestar. Muy bien. Pero al margen de si se hace con la responsabilidad que exige la alarma sanitaria que vivimos, hay que plantearse algunas cosas.

¿Han salido a protestar estos mismos sujetos por la muerte de nuestros mayores en las residencias en condiciones inhumanas durante la pandemia? ¿Cómo hemos vivido los días de luto por la muerte de nuestros compatriotas? Ni una concentración, nada de nada.

Además de las manifestaciones de ayer ¿qué acciones de protesta y reivindicación han realizado los manifestantes los últimos 12 meses? Desde luego, públicas y multitudinarias, ni una. En soledad, tal vez. Debe ser que se hacen en la más íntima soledad.

Los manifestantes gritaban ‘policía asesina’. Creo que si hubiéramos preguntado a cada manifestante sobre el último escándalo policial no hubieran sabido contestar. Si hubiéramos intentado saber sobre acciones racistas de nuestra policía o Guardia Civil habríamos obtenido un enorme silencio.

¿Saben los manifestantes que vimos en las manifestaciones celebradas en España que en las periferias de la ciudad en la que viven pueden hacer una visita a las chabolas y a los lugares en los que personas de raza gitana y negra malviven entre ratas?

¿Seguirán mañana intentando progresar en el movimiento antirracista más allá de publicar sus fotografías en Instagram?

Espero que, efectivamente, el racismo desaparezca de nuestras vidas. Tanto como ese desierto que estamos cruzando, un territorio que debería estar lleno de ideas, de lucha solidaria y verdadera. Y que nos dejemos de pintar la mona para aparentar.