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Actualizado: 07 ago 2020 / 04:00 h.
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  • Una mujer pasa junto al graffiti del rey emérito Juan Carlos I pintado en una céntrica calle de Valencia por el artista J. Warx. / Rober Solsona - E.P.
    Una mujer pasa junto al graffiti del rey emérito Juan Carlos I pintado en una céntrica calle de Valencia por el artista J. Warx. / Rober Solsona - E.P.

Si le hacemos caso a cierta prensa y analizamos sus mensajes con detenimiento, va a resultar ahora que el rey emérito es un buenazo que se ha ido a no sé dónde -lo mismo se sabe cuando se publique este texto- por el bien de España, como se fue su abuelo Alfonso XIII cuando los españoles decidieron que se largara porque apostaron por la república. El comunicador Carlos Herrera es más monárquico que el propio Alfonso XIII porque a pesar de que el monarca escribiera en aquella ocasión con motivo de las elecciones locales que “las elecciones celebradas el domingo me revelan claramente que no tengo hoy el amor de mi pueblo”, el señor Herrera escribe que la república fue proclamada, que no elegida, como para culpar a los políticos, no al pueblo. Un portento estar del lado de los que sólo quieren oír lo que esperan, no lo que fue en toda su extensión.

Hasta el padre del rey missing, Don Juan, el rey que no reinó en favor precisamente de Juan Carlos I que es el que quería Franco, dejó su dirección bien clara, en Portugal, mientras Franco estaba aquí y eso que sobre Don Juan no pesaban sospechas de corrupción (o tal vez por eso). Otra similar a Herrera, Pilar Urbano, ha escrito que Juan Carlos renunció a los privilegios que le dejó Franco y así llegó la democracia para también apuntarse al buenismo. Claro que se le olvidó hablar del Referéndum de 1976, toralmente fraudulento, que iba a cambiar todo para que todo siguiera igual.

Con tal de combatir esa confabulación comunista que dicen que hay, algunos son capaces de canonizar a un señor sobre el que pesan dudas razonables en relación con un comportamiento que, de confirmarse los indicios judicialmente, resultaría que hemos tenido a un rey disoluto que en lugar de estar en un país con monarquía parlamentaria se creería que estaba en una pequeña nación bananera con monarquía absoluta de poderes ilimitados.

La conspiración comunista no tiene nada que hacer por el momento porque se está tropezando con lo que el PSOE es de verdad, un partido pensado para el bipartidismo y tanto el presidente como la vicepresidenta le han parado los pies a quienes con una ridiculez de representación parlamentaria en comparación con la que se debe tener para eliminar a la Corona, pretenden quitar de en medio a toda la realeza española.

Ya he dicho otras veces que hace bien Podemos en marcar diferencias con el PSOE porque lo que quisieran sus enemigos es que actuara como ese Partido Comunista de Carrillo, Iglesias y Llamazares que era una simple imitación socialdemócrata y así ha terminado, con sus herederos cobijados en un partido como Podemos que es, en efecto, un partido porque hoy están en Pinto y mañana en Valdemoro, en nada de tiempo han surgido dos o tres partidos del partido. No se puede partir tanto en tan menos tiempo.

Ahora bien, si Podemos quiere seguir en esa senda y el PSOE va regresando poco a poco a la suya los ministros podemitas deberán romper la baraja e ir a elecciones caso de que el PSOE no se alíe con el PP y entonces en esas futuras elecciones, si obtiene un gran respaldo, podrá retomar con mucha más legalidad su línea antimonárquica.

Mientras tanto, los voceros anticomunistas pretenden convertir al rey que se ha ido en un bendito. Pero vamos a ver, ¿ese señor no es rey emérito? Todavía sí. ¿Es una persona privada que vive en Los Remedios, en Nervión o en la calle de Alcalá? Que yo sepa, no. Entonces, ¿por qué no podemos saber dónde está? Le ha dado explicaciones a su hijo, pero no a los españoles. ¿Cómo se ha ido? ¿Ha llamado a un taxi y ha dicho que lo lleven al aeropuerto o a la estación de Atocha o se ha ido con protección de todo tipo cuyo coste sale de los presupuestos generales del Estado? ¿Ha pagado de su bolsillo? Pero si no tiene bolsillo, ¿en qué trabaja?, ¿cómo se gana la vida? Su hijo le ha quitado su asignación. ¿Tenía unos ahorrillos con dinero blanco? Muy bien, pero como no trabaja en nada ese dinero también es nuestro que se lo prestamos para que sea un buen rey. Ese señor sólo se pertenece cuando se ducha, el resto del tiempo es de los españoles, para bien y para mal. Y, si no, que trabaje en Nissan y se apunte a un ERTE.

Así que voy a dejar ya este tema pero que conste que de bueno el rey emérito tiene poco, salvo esa carita que me inspira hasta ternura y veo en ella a un hombre que podría haber sido alguien y miren cómo va a pasar a la Historia, si se probara su culpabilidad. Se supone que se enfrentó a un golpe de Estado y de ahí le montaron la imagen de salvador de la democracia. Pero ahora debe enfrentarse consigo mismo y no parece que sea capaz, por el momento. Realmente es lo más difícil, oculta majestad: enfrentarse con uno mismo, ¿verdad?

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