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Actualizado: 15 jun 2018 / 21:23 h.
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  • ¡Buenos días!

Durante estos días hemos recordado el 25 aniversario de la venida del papa San Juan Pablo II a Sevilla y Huelva por la clausura el Congreso Eucarístico Internacional. Desde la Giralda, tras el rezo del Ángelus, dio la bendición a todos los sevillanos y dejó una de sus célebres frases: «Sevillanos, muchas gracias. Sois fuertes y tenéis voces fuertes». Prosiguió su viaje entre bendiciones, inauguraciones, actos litúrgicos, etc... La segunda etapa fue la visita a Huelva, lugar de donde partieron las carabelas rumbo a América en 1992. Y llegó al Rocío. Algunos dudaron de que el Papa pisara arena rociera, pero el empeño del sacerdote natural de Bollullos, Juan Mairena, coordinador de los Congresos Marianos y Mariológicos Internacionales celebrados en Huelva hizo que se movieran todas las posibilidades hasta que el Santo Padre anunciara su visita a la ermita rociera. El Rocío en aquellos años sufría una leyenda negra en la que la religiosidad de la fiesta se ponía en duda enturbiada por cierta chabacanería y despropósitos de algunos, que gracias a esta santa visita quedó acallada. El Papa llegó a una explanada repleta de fieles y él mismo quiso acceder andando los últimos metros hasta llegar al altar como un peregrino más, para luego arrodillarse ante la majestuosidad de la Virgen y orar en uno de los rezos más largos que se le conoce en este tipo de actos, casi un cuarto de hora. Hoy tras 25 años vuelve junto a la Señora en una reliquia para no separarse jamás de sus plantas. «Que todo el mundo sea rociero».