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Actualizado: 14 oct 2016 / 23:19 h.
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Este va a ser un artículo polifónico y conviene escuchar distintamente cada una de las voces que intervienen. Empecemos: «Los amigos nos abandonarán con demasiada facilidad, pero nuestros enemigos son implacables», Voltaire. «La envidia es mil veces más terrible que el hambre, porque es hambre espiritual», Unamuno. «Del maledicente al malhechor sólo media la ocasión», Quintiliano. «Las calamidades son las verdaderas piedras de toque para el hombre», Fletcher. «Todo capricho surge de la imposición de la voluntad sobre el conocimiento», Schopenhauer. «Es mucho más fácil criticar que hacer justicia», Disraeli. «La cobardía es madre de la crueldad», Montaigne. «La envidia y aun la apariencia de la envidia es una pasión que implica inferioridad donde quiera que ella se encuentre», Plinio el Viejo. «Una de las mayores pruebas de mediocridad es no acertar a reconocer la superioridad de otros», Say. «Conserva el mismo ánimo en cualquier circunstancia de la fortuna; que las cosas favorables no te exciten ni las adversas te depriman», Tito Livio. «La elegancia es fuerza contenida», Azorín. «¡Resignación! Qué triste palabra y sin embargo es el único refugio que queda», Beethoven. Quería hablarles de los últimos ceses de capataces y de las reacciones suscitadas. No sé si me habré explicado con claridad con este mosaico de citas. Y, además, como dijo el Dr. House, «puedes pensar que estoy equivocado, pero no por eso debes dejar de pensar». ~

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