Aunque es una cuestión que aparece y desaparece recurrentemente en tertulias y comentarios cofrades, han llamado la atención las recientes palabras del hermano mayor del Santo Sepulcro de Córdoba sobre la situación vivida en esta corporación. Comencemos anotando que estamos ante una de las más señeras cofradías de la Semana Santa cordobesa, que realiza su estación a la catedral en la tarde del Viernes Santo en medio de una exquisita belleza religiosa. Sin embargo, el baño de realidad cofrade que ha aportado, del que se ha hecho eco distintos medios informativos cordobeses, creemos que no debe tomarse como algo meramente local y puntual, sino que puede servir para tomar nota y reflexión al amplio universo cofrade andaluz para no echar excesivas campanas al vuelo, ahora que llega la cuaresma y todo se desborda, sobre todo si las hermandades quieren seguir siendo hogares de vida cristiana y cofrade todo el año, y no meramente organizadoras de desfiles procesionales sin más.
En un reciente cabildo general el hermano mayor ha hablado con claridad y sin tapujos, y sus palabras reproducidas en la web de la hermandad. En un lugar donde lo habitual es el seguimiento y análisis de la labor de la junta de gobierno, Alfonso Orti ha desgranado lo acontecido en los últimos años con afirmaciones como estas: “El mandato que ahora concluye se inició con el propósito de revitalizar la hermandad, incorporando a personas jóvenes y creando espacios de convivencia que acercaran a los hermanos. Ni una cosa ni otra las hemos conseguido”. Y se lamenta con sinceridad inusual en este mundo de la actitud de muchos cofrades: “Desgraciadamente, la participación de los hermanos se reduce, como mucho, a la Estación de Penitencia, siendo la participación en los cultos a nuestros titulares muy reducida”, rematando con un poso de amargura que: “el sentimiento que tengo es que la respuesta de los hermanos ha sido muy decepcionante”.
En el trasfondo late la escasa implicación y asistencia a los actos y cultos celebrados y la ausencia de candidatos para las próximas elecciones de la cofradía, que han sido aplazadas. Y entre las diversas razones que habrá, sin duda, subyace el secularismo y la ¿creciente? indiferencia cofrade por la vida interna de las hermandades. Como afirmó hace años el cofrade y profesor César Hornero: “Una auditoría seria y sincera debería arrojar un balance bastante desalentador. Las hermandades vivimos instaladas en el conformismo y la comodidad. Y así es la fe que ofrecemos: conformista, cómoda y poco comprometida”, añadiendo que “corren el riesgo de conformarse con servir sólo a una religiosidad popular y emotiva y con practicar una caridad que poco se diferencia de la que puede hacer una ONG cualquiera”.