Image
Actualizado: 18 sep 2019 / 10:03 h.
Facebook Twitter WhatsApp Linkedin Copiar la URL
Enlace copiado
  • Foto: EFE
    Foto: EFE

¿Qué es lo que le puede doler más a un líder político? Sin duda, que no le voten. No ir a votar sería un buen castigo para esta panda de vividores a los que llamamos gobernantes. Es decir, si el 10 de noviembre hubiera una abstención escandalosa, si más de la mitad de los ciudadanos con derecho a voto se quedaran en sus casas, a lo mejor intentaban ser mejores y no pensar tanto en sus propios intereses. Porque es eso por lo que no hay ya un gobierno en España, porque cada partido mira por lo que le conviene o no, y no por lo que le interesa al país.

Lo que interesaba en estos momentos, con una nueva recesión económica en puertas, era que la izquierda se uniera para poder formar Gobierno, puesto que, según los politólogos, ese fue el mandato de las urnas, aunque hubo casi un empate técnico entre los bloques de la derecha y la izquierda. Pero el partido más votado fue el Partido Socialista, con una notable diferencia de escaños con respecto al segundo, el Partido Popular. Le correspondía, pues, a Pedro Sánchez, buscar apoyos para poder formar Gobierno y una vez más no lo ha logrado. Se podía ir a su casa y que lo intente otro de su partido, pero no, vamos de nuevo a elecciones con los mismos candidatos en cada partido, al menos en los principales, y con el riesgo de que el resultado sea el mismo o parecido, con lo cual estaríamos de nuevo dependiendo de Sánchez y su nula capacidad de negociación.

También puede pasar que el electorado de izquierdas se haya hartado y que gane el bloque de la derecha. No es que esto fuera un desastre para el país, pero ya sabemos cómo se las gastan cuando hay crisis económica, con los recortes sociales. Si eso pasara, si ganara la derecha, Pedro Sánchez y Pablo Iglesias se tendrían que ir a casa, aunque, conociéndolos, lo dudo porque el primero es un vanidoso con ansias de poder y el otro tiene que acabar de pagar la mansión porque no creo que le apetezca volver a su pisito de Vallecas. Ante este lamentable panorama, el derecho al pataleo es tan legítimo como ejercer el de ir a votar en noviembre.

Centenares o millones de ciudadanos no van a votar en las próximas elecciones. Si fueran el próximo domingo no iría nadie, porque hay un enorme cabreo, sobre todo en el electorado de izquierdas. Pero faltan dos meses y en ese tiempo los distintos líderes se van a encargar de volver a ilusionarnos con sus mentiras, unos metiendo miedo con la derecha y otros haciendo lo propio con la izquierda. Nos van a volver a decir lo importante que son nuestros votos para que ellos puedan mercadear luego con ellos en función de sus intereses. Y al final iremos a votar, como ocurre siempre, porque en realidad creemos que decidimos nosotros, el pueblo. Esa es la gran mentira de esta democracia de tan escasa calidad. Y como estoy hasta el gorro de mentiras, me quedaré en casa o con los amigos para una barbacoa. Voy a ejercer mi legítimo derecho a patalear.

ETIQUETAS ►