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Actualizado: 22 may 2017 / 07:24 h.
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Se habla de las fracturas que tiene abierta la izquierda en España, no sólo de las internas, sino también de la falta de entendimiento como uno de los mayores obstáculos para que la derecha deje de gobernar. Ninguno de los dos hacen mérito para el entendimiento y la pugna por el mismo espacio político genera brechas insalvables.

Las fracturas internas de ambos partidos deben una parte de su discordia a la relación con el otro; Sánchez es a Errejón, lo que Díaz es a Iglesias, y de esa falta de entendimiento surge Rajoy como presidente de gobierno.

A la izquierda española le hace falta un análisis sosegado de lo ocurrido en estos años de crisis que le permita ver el todo –la ciudadanía- frente a la parte –el partido-. Los que participamos en política y lo hacemos sin militar en ningún partido asistimos atónitos a algo que nos parece un auténtico esperpento.

El odio visceral de Susana Díaz a Podemos comparte espacio con las acciones tramposas de Iglesias hacia el PSOE y ello nos permite concluir que ni una, ni otro, tienen a la sociedad como referente de su acción. El partido por delante de la sociedad es el viejo y continuado error de la izquierda a lo largo de su historia.

Cada vez que la izquierda olvidó que el partido es sólo un instrumento de intervención y convirtió el control de éste en el objetivo a conseguir, le dio aire a la derecha para asentarse en el poder. A algo de eso asistimos en estos momentos en los que un partido podrido en corrupción y con un presidente que se pone de perfil a todo nos gobierna. Si se pensara en la sociedad, nada sería así.