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Actualizado: 13 feb 2023 / 15:51 h.
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  • El dios Sánchez contra los empresarios

En general, todos deberíamos saber qué pintamos en este mundo y qué lugar ocupamos en la sociedad a la que pertenecemos. Si nos olvidamos de algo tan fundamental, corremos el riesgo de hacer el ridículo. Si se olvidan los que forman el Gobierno de España el ridículo se convierte en daño irreparable. Por supuesto, el presidente de ese Gobierno no se libra de responsabilidades. Y, por lo que parece, no termina de entender que el mundo es algo más que él mismo.

En un acto que se ha desarrollado en Málaga, el presidente del Gobierno ha pedido «coherencia a la patronal» a la patronal empresarial aunque no ha aclarado que le pide la coherencia que le va bien a él. Solo existe una coherencia para Sánchez y esa es la que dicta su forma de entender el mundo, una forma grosera, ególatra y bastante dictatorial. La coherencia que pide Sánchez es la que no ponga en peligro su estancia en La Moncloa. Además, dijo que: «No se puede reclamar sacrificios salariales para los de abajo y un festín para los de arriba. En este país no puede haber doble vara de medir, una para la mayoría para la gente de pie, y otra para la minoría elitista de este país. No es tolerable que en España se aplique la ley del embudo, muy ancha para la mayoría de la gente y muy estrecha para una minoría selecta».

Olvida Sánchez que el salario del empresario no existe, sencillamente, no existe. El empresario arriesga todo lo que tiene cada día. Si las cosas van bien puede ganar dinero (faltaría más), pero si las cosas van mal lo pierden todo (y Sánchez ni se entera, ni ayuda y sigue cobrando un dineral). Esa es una de las grandes diferencias entre un empresario o un autónomo y todos los que viven de un sueldo que cobran a final de mes porque trabajan de lo lindo en una empresa cualquiera (eso es verdad y sin el trabajo de los empleados no hay empresa posible), en una empresa en la que alguien se juega hasta el último céntimo. No es posible que exista una sola vara de medir puesto que no se mide lo mismo. Eso es lo perverso de la afirmación de Sánchez, dice que se mide lo mismo con distinta vara y eso es falso. Y lo mezquino de lo que dice Pedro Sánchez reside en esa separación entre pobres y ricos cuando habla de la empresa porque una empresa en un todo en el que cada pieza es fundamental y en la que el empresario no puede faltar como tampoco puede estar ausente la figura del empleado.

Pedro Sánchez trata de arañar votos radicalizando posturas respecto a los empresarios. Debe creer que todos los empresarios votan a Vox o al PP, debe pensar que destrozando la relación entre empresarios y trabajadores las cosas serán mejores, debe creer que lo de los señores fumando puros con chistera es lo que está pasando en este mismo momento en cualquier rincón de España. Y, lo más peligroso, es que la gente se lo traga y aplaude creyendo que este es un salvador de la clase obrera, sin parar a reflexionar sobre lo que dice.

Sin empresarios no hay nada que hacer tal y como está planteada nuestra civilización. Sin los trabajadores es imposible que esto funcione. Si no se logra un entendimiento entre las partes se hace imposible un funcionamiento normal. Por eso decir majaderías para quedar bien delante de los votantes es tan peligroso. Y es que hay tantas varas de medir como situaciones distintas. Que nadie se deje engañar. Es más, se puede afirmar que Pedro Sánchez tiene una vara de medirse a sí mismo distinta a la que usa para medir a los demás o a cualquier dios conocido.