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Actualizado: 02 nov 2017 / 23:33 h.
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  • El entierro de la sardina

La sardina tiene los días contados. Si no estamos al menos 15 años sin pescarla, se acabará eso de irse al campo los fines de semana a comer sardinas asadas, seguramente uno de los manjares más exquisitos que podemos llevarnos a la boca, además de un buen alimento no muy caro. De la familia de las anchoas y los arenques, parece ser que son los chinos los responsables de que se estén acabando, según escuché ayer en el programa de Carlos Herrera. Sí, lo confieso, escucho cada mañana este programa de la Cope, luego ya me pueden llamar lo que quieran. Siempre es bueno que haya chinos, pero supongo que no serán los únicos culpables de este desastre, del hecho de que nos estemos quedando sin la sardina europea o común. Cuando tener en casa un jamón era tan difícil como alcanzar la luna desde el fondo de un pozo, una variedad de la sardina, el arenque, nos salvó la vida a muchos. Aquella tradición de liar la momia en papel de estraza y destriparla en el bastidor de una puerta para que se pudiera pelar mejor. Estamos acabando con todo.

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