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Actualizado: 11 feb 2021 / 21:30 h.
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  • El espíritu del 12 de febrero y el hoy

Hoy sí que no te va a leer nadie, Ramón, este artículo no va a estar en el ranking de los más leídos del diario y como sigas así la empresa te va a echar a la calle por colaborador improductivo. Pero qué quieres que haga, hombre, si todos los años por estas fechas me acuerdo del espíritu del 12 de febrero igual que el 17 me acordaré de que ese día nació Bécquer en el barrio de San Lorenzo y el 22 me vendrá a la memoria que murió Antonio Machado en Colliure, donde tuvo un exilio de lujo, como el de Puigdemont, con el que lo ha comparado Pablo Iglesias que ha colocado a la misma altura a un cobarde catalán y a dos valientes andaluces: el propio Antonio Machado y la filósofa malagueña de Vélez-Málaga, María Zambrano, de la que este año se cumplen treinta desde que murió en 1991. Menudo exilio movido tuvo esta mujer que no regresó a España hasta los años 80.

Al grano. El 12 de febrero de 1974 el entonces presidente del gobierno Carlos Arias Navarro pronunció un discurso en Las Cortes que nos imprimió un poquitín de ilusión a los subversivos de entonces porque anunció la creación no de partidos políticos sino de asociaciones políticas, controladas por el régimen. Como no podía ser de otra forma, Franco estaría al tanto y daría su visto bueno aunque ya se encontraba en franca decadencia física, no así sus más fervorosos partidarios como Girón de Velasco o Blas Piñar que eran más franquistas que Franco y los llamaban el “bunker”. Cuando era adolescente, en 1966 Franco convocó un referéndum donde se quitó a primera vista un pelín de poder -creó la figura de presidente del gobierno-. Entonces recuerdo que recriminé a mis padres y a otras personas del barrio que hubieran ido a votar (votó casi el 89 por ciento del censo, con 19 millones de votos a favor y 342.000 en contra). Siempre me decían lo mismo si me metía con Franco: niño, tú a callar, que Franco no es tan malo, los malos son los que están a su alrededor.

En 1974 algunos de los que estaban a su alrededor ya habían comprendido que era preciso cambiar todo para que nada cambiara, como en la famosa sentencia de la novela de Giuseppe di Lampedusa El Gatopardo. Y apareció el discurso del 12 de febrero de Arias al que bautizaron como “El espíritu del 12 de febrero”. Y eso es lo que fue, un espíritu que recorrió España y el mundo y al poco tiempo fue derribado por las circunstancias entre las que se encontraba un pueblo español que no se conformaba con medias tintas.

La prensa progre del momento se pronunció duramente contra el espíritu famoso, no era partidaria del espiritismo para la madre patria sino de la democracia plena, ésa que ahora se discute si es o no es plena, pues mira, se puede decir que todo empezó en el espíritu del 12 de febrero, a pesar de que fuera anunciado por un presidente muy represor en la guerra civil, que se lo pregunten a Málaga. Por prensa progre entiéndanse por ejemplo las revistas Triunfo o Cambio 16, secuestradas a menudo pero que por los quiscos andaban a pesar de todo. ¿Quién hizo, además, el exorcismo y mandó a aquel espíritu castrado y maligno a los infiernos?

En abril de 1974 la Revolución de los Claveles se declara en Portugal. Algarabía general entre la izquierda española en la clandestinidad. Por ese tiempo o antes incluso de abril, monseñor Añoveros, obispo de Bilbao, lanza una proclama para que el gobierno reconozca las señas de identidad vascas. No faltaba más que eso cuando en 1973 ETA se había cargado al antecesor de Arias Navarro en el cargo de presidente del gobierno: Carrero Blanco. Para colmo, crisis del petróleo, crisis en Europa, bajada de los poderes adquisitivos y de puestos de trabajo en España y en Europa, lo cual significaba que venían menos turistas a España -todavía estamos así- y que además la emigración española que se iba para Europa con las maletas de madera no se podía ir como antes y por consiguiente nada de enviar divisas a España. Salvando las distancias, ahora se ha cambiado la maleta de madera por el ordenador, los diplomas y trabajos peor remunerados si comparamos sueldos con cualificación.

La puntilla la dio el mismo Franco que se negó a impedir el ajusticiamiento por garrote vil del joven estudiante anarquista Salvador Puig Antich. Huelgas por este hecho y por las crisis económicas, ETA matando, manifestaciones por doquier. Mano dura, adiós al espíritu, que se fue a las calderas de Pedro Botero.

Es curioso, ahora que termino este artículo me doy cuenta de que todos estos acontecimientos siguen apareciendo en las discusiones cainitas de los españoles y tenían que estar muy superados por un país que en teoría debería haber tomado con fuerza el tren del siglo XXI.

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