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Actualizado: 09 may 2021 / 04:00 h.
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  • Jesús Hellín - Europa Press
    Jesús Hellín - Europa Press

No han transcurrido ni cuarenta y ocho horas desde la victoria de Ayuso, para comprobar que las gaviotas parecen haber puesto proa al colchón de Moncloa, como cuando a Mariano Rajoy se le aclamaba en las Plazas de Toros al grito de “Presidente, Presidente”, mientras Rubalcaba saboreaba la derrota a que le había conducido su traición a Zapatero. Es más, en vez del “Jesusito de mi vida”, hemos empezado a acostarnos encomendándonos a la estampita de la Presidenta de Madrid y eso sí, que no falte el diazepan, justo como a ella...

Y es que la “libertad” (lema de Miguel Angel Rodríguez MAR), frente a comunismo y socialismo, ha llegado para quedarse, solo hace falta escuchar a Carmen Calvo. Ya no son Franco y Vox quienes alborotan, sino la idea de ser libres, pero no Kant (versión Gabilondo), sino solo pagar menos y hasta solazarnos, que solo así iremos hacia ella, en vez de la libertad hacia nosotros.

A nuestra docta Vicepresidenta, -le puede querer haber sido Susana Diaz-, no se le ha ocurrido otra cosa que afirmar que no se puede hablar de los ex, pues debe ser cosa de fascistas.

Yo, que no tengo el gusto de conocer a su ex, (si es que lo tiene) y no me considero facha, no imagino la existencia sin hablar de los de los otros, cuanto más de las mías propias, tanto que no hay día en que viva sin vivir, sin la última de Rociíto y Antonio David, que al final tengo alma de portera...

Quién no se turba ante la postrera foto de Carbonero y Casillas, que éste sí que es un corazón roto atado a un electrocardiograma y no el de Ponce y Paloma Cuevas.

Si no pudiéramos hablar de ellos, qué nos quedaría. Ante el Juez y hasta el Abogado, siempre bien, vareados o no. Mejor los sartenazos del Sálvame, que la chequera.

Pero con unas cañas por delante, ya podemos rajar... que si mi ex sigue con un Periodista; que si en Fuerteventura o en Chiclana... Nuestras madres ganaron el cielo solo de escucharnos y a ellas también excluye la Calvo, que lo de cordobesa, será solo para engordar el ego. Y es que, de seguir sus consejos, ¿para qué quedaría el Hola nuestro de cada peluquería?

Uno, al final de sus días, solo tiene como debe su última novia, morena o rubia de bote; y como mucho, el apartamento en Chipiona, transido de adolescentes y carmelas de crema de Pampin, que para qué el mar o el faro.

Y qué decir de las cañas, debe ser que Carmen Calvo se baña con agua bendita, porque no hay mejor momento del día que sentarse junto con tu propio acento, (el de Lola Flores) y terminar hablando hasta de Mila y Manolo Santana. Porque las parejas perfectas no interesan, y si no miren a Rafa Nadal o al Parroco del pueblo, o tal vez sí, nunca se sabe...

En cuanto a los berberechos, ya sabemos por Calvo que es de pobres, nada que ver con las cigalas de los ERE. A Juan Espadas debieron convencerlo con una lata de apertura fácil. Yo, ya saben, me quedo con los chicharrones de atún y al paso que voy, se me pasará el amor de tanto usarlos.

Carmen Calvo es como Tezanos haciendo encuestas; o sea la ex que siempre querríamos tener.

Llegados a este punto, o Ivan Redondo es un bluff o el PSOE tiene un problema grave de distancia con la calle. La política ya no se construye en los Ateneos como en la República, (Anguita dixit), sino que se cierra al mediodía en las barras, con una cerveza frente a las papas aliñas. Y si no, pidan opinión a Felipe González. Sí el de la Bodeguita en Moncloa...

Mientras hago reflexiones tan profundas frente al Coto, se asoma Joselito y decido pedirle berberechos, lo mío siempre fue la herejía...

“¿Berberechos?. Mejor una caña bien fría y unas buenas galeras... “

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