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Actualizado: 07 ago 2017 / 21:26 h.
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Un año más estamos viendo lo bien que se vende el Festival del Cante de las Minas. Todo empezó en 1961, cuando Juan Valderrama fue a cantar a La Unión y la gente del pueblo minero le pedía El Emigrante. Algo enfadado, les dijo: «No, nada de eso; aquí tenéis unos cantes muy buenos y debéis de luchar por ellos». El 13 de octubre de ese mismo año se celebró la primera edición del concurso, que hoy es el más conocido en todo el mundo y el único que de verdad convierte en figuras a una buena parte de los ganadores de la Lámpara Minera. El certamen aparece cada día en todos los informativos de las televisiones y emisoras de radio del país y llena los periódicos de medio mundo. Tiene mérito, porque los mejores intérpretes del cante levantino han sido siempre andaluces y el origen de estos estilos es igualmente andaluz. Ellos lo han convertido en un patrimonio propio y nos dan seis vueltas a la hora de defenderlo y promocionarlo en todo el mundo. Mientras en Sevilla la Bienal es siempre motivo de polémicas, en este pueblecito van todos a una, como en Fuenteovejuna.

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