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Actualizado: 06 jun 2017 / 23:32 h.
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Ni un solo caballo debería morir en el Rocío como consecuencia de la paliza que les dan, o sea, de agotamiento, y este año han muerto diez. La única vez que estuve en esta fiesta vi a jóvenes borrachos subidos en sus caballos, cubata en mano, después de tenerlos toda la noche atados en la puerta de alguna hermandad o casa particular. En los últimos diez años han muerto más de cien caballos en la romería del Rocío. Si contamos las demás romerías y ferias de España, ¿no son ya demasiadas víctimas inocentes? Cuenten también los perros de caza que son asesinados por los propios cazadores o abandonados a su suerte para que sean atropellados en las carreteras o víctimas de toda clase de canalladas por parte de ciudadanos que luego cuelgan los vídeos en las redes sociales. Son decenas de miles los perros abandonados cada año, más los que son sacrificados en las perreras, porque cualquiera puede tener un cachorro y deshacerse de él cuando deja de ser cómico. Casi quince mil perros y gatos fueron sacrificados el pasado año en nuestro país, por no llamarlo infierno.

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