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Actualizado: 27 abr 2021 / 08:12 h.
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  • Elecciones manipuladas

La única explicación que tiene el hecho de que los amenazados con balas metidas en sobres lo hayan hecho público es que buscan un rédito político de cara a las elecciones de la Comunidad de Madrid. No hay otra. Las amenazas están ahí y es algo que hay que denunciar sin titubeos, aunque es lógico que haya ciudadanos que tengan dudas de la veracidad de las susodichas amenazas al ministro Marlaska, la directora de la Guardia Civil, María Gámez, y el exvicepresidente Pablo Iglesias. Es lamentable que se estén utilizando políticamente estas amenazas y eso se debe a la presión que desde la izquierda le quieren meter a Isabel Díaz Ayuso para que no gobierne con Vox, en caso de no ganar las elecciones por mayoría absoluta, que parece que no será así. Se puede gobernar con Unidas Podemos y el apoyo de Bildu y Esquerra Republicana, pero no con el partido de Abascal. Lo ideal sería que tanto Podemos como Vox no gobernaran jamás porque son formaciones de ideologías incompatibles con la democracia, pero el pueblo vota y la democracia también es aceptar lo que decidan los ciudadanos en libertad. Es sobre todo eso, en esencia. Se habla de ilegalizar a Vox como si fuera igual de fácil que expulsar a alguien de una peña flamenca porque no acepta las bases. ¿A cuántos partidos habría que ilegalizar en España si se hiciera con Vox? Por la corrupción, por ejemplo. Por no cumplir las promesas hechas a los ciudadanos o por dejar tirados a colectivos sociales fundamentales cuando hay una crisis económica. Vox y Unidas Podemos existen porque los dos grandes partidos estatales que han venido alternándose en el Gobierno desde la llegada de la democracia han robado a manos llenas y han abusado demasiado de sus privilegios y el enchufismo en un país con tantos parados olvidados. Que Vox tenga más de medio centenar de diputados no tiene otra explicación que esa: la decepción de los ciudadanos, el engaño de los dos grandes partidos nacionales y, sobre todo, la corrupción de estas formaciones. Y ahora resulta que la democracia está en peligro solo porque cuatro millones de personas votaron a Santiago Abascal en las últimas elecciones generales. Que la directora de la Guardia Civil esté dando mítines con el Partido Socialista para hacer presidente de la Comunidad de Madrid a Gabilondo, eso no tiene nada que ver. O que rescataran a unos bancos que ahora, en plena pandemia, van a poner a miles de personas en las listas del paro.

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