Image
Actualizado: 05 may 2020 / 07:49 h.
Facebook Twitter WhatsApp Linkedin Copiar la URL
Enlace copiado
  • Entre nosotros está

Sí, cada día estoy más convencido de que pequé de ingenuo cuando me incluí entre los ilusos que creían que este confinamiento nos iba a cambiar profundamente. A los políticos y a los ciudadanos de a pie. Siento haber creado falsas expectativas. Lo siento de veras. El virus sigue entre nosotros. Me refiero al virus con corona, aunque de nuevo se hagan virales otras coronas que importan bastante menos. Ya ven el interés del presidente de la Junta, por ejemplo, por coronar un escudo que le parece insuficiente tal y como Blas Infante lo diseñó. Lo digo porque precisamente el coronavirus que nos debe ocupar y preocupar está ahora bastante más confiado: tiene confianza en tantos confiados como empiezan a llenarlo todo de nuevo sin mascarillas y sin guantes, valientemente irresponsables, valientemente desagradecidos con tanta gente como se ha desvivido días y noches porque a nadie le faltara una simple mascarilla.

Yo soy hijo de costurera y sé del esfuerzo sobre el pedal de la máquina, de la vista cansada, del dolor de espalda, del temblor cansino para enhebrar una aguja, del sobrehilado y los pespuntes, de cómo se remata una pieza para que esté presentable, aunque sea una mascarilla, y no quiero imaginar cómo deben sentirse esas miles de costureras que todos hemos visto haciendo de heroínas anónimas cuando estos días se ha visto a tanta gente haciendo de falsos héroes, como si la guerra hubiera acabado y solo hubiera que sacar la bandera. No quiero imaginarlo porque se me hace un nudo en la garganta de impotencia.

Unos cuantos días después del pico, a muchos parece olvidárseles que ni hay vacuna ni el COVID-19 ha desaparecido ni estamos a salvo de un rebrote mucho peor, aunque las razones económicas nos empujen a olvidarlo. Tendremos que ir asomando la patita, no digo que no, pero sin olvidar la coraza, porque entonces no habrá valido la pena todo este sacrificio incluso de pensar que podíamos volver mejorados.

El conservador Boris Johnson, especialista en conservarse a sí mismo, superviviente de coronavirus, preside un país, el Reino Unido, que en solo 48 horas ha adelantado por la derecha en número de muertos a Francia e incluso a España. Con creces, e incluso con menos diagnosticados. Y la cifra promete seguir creciendo a lo bestia en los próximos días, no tanto como en EEUU solo porque no hay población para tanto. Precisamente ahora que la cosa en toda Europa, de donde él hizo tanto por salirse, parece remitir. El muchacho es un referente para tantos como siguen creyendo que cada palo aguante su vela, que es la doctrina que en el fondo nunca se sabe cómo explicar y el motivo por el que un servidor, al principio de todo esto, pecó de ingenuo y hoy pide disculpas.

ETIQUETAS ►