La vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, al ser preguntada por el ‘tarifazo’ de la luz que nos han colocado de rondón ha contestado que no hay ‘tarifazo’ que valga, que lo que tenemos que debatir es un temazo: ¿Quién pone la lavadora en casa? Y para iluminar a todos los españoles (machistas, vagos y mantenidos) ha añadido: «Hay unas estadísticas que dicen que, factura de la luz aparte, la seguimos poniendo mayoritariamente nosotras planchando mayoritariamente nosotras». Es decir, la señora Calvo ha decidido que aquí, pase lo que pase, se habla de lo machistas, vagos y mantenidos, que somos los hombres. En fin...
Que el Gobierno demuestra no saber gestionar una pandemia, pues se dice que el SARS-CoV-2 no es femenino porque de serlo la pandemia sería otra cosa más llevadera; que suben la factura de la luz diciendo que la bajan y alguien protesta, pues se pone sobre la mesa el sistema patriarcal y asesino que reina en el mundo entero; que su jefe es un ridículo que dice cosas irrelevantes con voz de cura venido a menos, pues se analiza de inmediato lo importante del lenguaje inclusivo en los prospectos de los medicamentos.
La señora Calvo provoca vergüenza ajena de forma contundente. Nadie conoce un solo logro de esta mujer, pero tonterías dice todos los días sin sentir remordimientos, sin escrúpulos. Y creo yo que estas cosas no favorecen al movimiento feminista. Tanta idiotez no puede ser bueno para las cosas que buscan lograr objetivos desde la seriedad, la reflexión y el trabajo constante.
Si el feminismo fuera vomitar tonterías, yo me apearía. Pero, por fortuna, es mucho más que lo que intentan vendernos esta mujer o Irene Montero.
Como siempre los políticos dan la nota y estropean todo un poco más.
Por cierto señora Calvo, venga por casa a tomar un café y ya le explico cómo nos distribuimos el trabajo en casa. Igual lo flipa.