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Actualizado: 25 sep 2020 / 10:33 h.
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  • Españoles, Duralex ha muerto

Duralex ha muerto. Duralex ha quebrado. 2020 ya es, oficialmente, el año más trágico del último siglo. Por si no teníamos bastantes tragedias sobre las espaldas, Duralex desaparece.

Los que hicimos EGB siendo niños comimos y bebimos en platos y vasos marrones o verdes o blancos (con ondas o algo así) de Duralex. Sabemos lo que significa que una pieza de esas vajillas se caiga y explote en mil pedazos (literalmente). Alguna que otra cocina que se reforma en la actualidad guarda entre los muebles y la pared algunos de aquellos fragmentos tan imposibles de encontrar en su totalidad. Eran miles.

Yo que hice EGB y COU sé que las vajillas de Duralex marcaron una época. Y las casas prósperas, al comprar otras vajillas distintas, percibieron que la modernidad llegaba a España. Las vajillas de Duralex se convirtieron en símbolo de una clase media que quería llegar más alto, mucho más alto.

Aún conservo (gracias a mi madre) dos platos hondos. Los usamos para batir un huevo o cualquier otra cosa que pudiera estropear una pieza de loza valiosa. Esos dos platos son indestructibles. Salvo que los tires al suelo, no se rompen ni a la de tres. Creo que ha llegado el momento de guardarlos en un lugar seguro y tratarlos como piezas de museo.

Este año, que ya apunta maneras para ser capítulo aparte en los libros de Historia, se está llevando muchas cosas por delante. Ya se atreve hasta con los símbolos de la niñez de muchos de nosotros. A cambio, me dicen que vuelven con fuerza las cintas de cassette. Todavía hay esperanza.

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