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Actualizado: 11 jul 2018 / 20:44 h.
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Que levante la mano quién no haya visto a Gasán por Triana con su cámara de fotos al hombro! Imposible. Es –sencillamente– imposible. Y es que son 60 años haciendo fotos, plasmando realidades, escuchando por medio de la vista confesiones tras el objetivo sobre Triana, sobre su Triana. Porque por mucho que naciera en Murcia hace ya unos años, Gasán vino al mundo para fotografiar Triana, para ser trianero. Así lo avalan los varios millones de fotos que tiene almacenadas.

Soy de los afortunados en poder contar con su amistad y –lo que es más importante– aprender de él. Si tiene una virtud que sobresale, esa es la constancia, la perseverancia, el sumar todos los días, el hacer hoy un poco más que ayer y algo menos que mañana. Esa perseverancia fue la que empleó para enamorar a Leonor mediante esas cartas día tras día, esa tenacidad es en la que se basa para salir la friolera de todos los días durante seis décadas para seguir haciendo de su profesión su pasión.

Bueno, su otra pasión, porque la primera son sus hijos Cristina, Mª José, Fernando, Sergio, y sus nietos Paula, Ángela y Pablo, que con su talante conciliador y templado ha logrado el cariño y el respeto de todos ellos.

Ahora ha llegado el momento de cumplir un sueño, que no es otro que el ponerle música a toda una trayectoria mediante la creación del Museo fotográfico de Triana. Se lo merece Gasán, pero sobre todo se lo merece Triana. Poder disponer los trianeros en particular y los sevillanos y visitantes en general de tanta información –aderezada con pasión, alma y pundonor– es una oportunidad que no se debe, que no se puede desaprovechar.

Mientras tanto, ¡sé feliz! ~

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