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Actualizado: 30 may 2020 / 11:42 h.
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  • Golpes de Estado por doquier

Que a Vox le gustaría un golpe de Estado en España es evidente, el diario El Plural se ha encargado de buscar argumentos que permiten llegar a esa conclusión. Cuando yo era joven y rojo, uno de los eslóganes que tenían los de Fuerza Nueva –antecedente de Vox pero sin ropaje democrático- era: “Un nuevo alzamiento, al momento”. Era una rima un poco forzada pero servía. En la zona de la calle Jimios, por detrás de la Plaza Nueva, había pintadas en las paredes en las que se leía: “Zona Nacional”. Eso quería decir que esas calles eran de ellos y que te podía caer una golpiza si pasabas por allí y creían que eras un rojo.

Tal vez muchos de los abanderados que ahora protestan sean hijos de aquellos con la diferencia de que, como la guerra civil está más lejos y tal vez ni hayan estudiado Historia en condiciones, se adaptan a la democracia o a como se llame esto en lo que vivimos. Pero ellos lo que quieren es imponer el orden franquista corregido y a mí me parece que están en su derecho de expresar y aspirar a implantar sus ideas como lo está Pablo Iglesias de decir libremente qué piensa de todo y cualquiera de ustedes y yo en esta columna. ¿O es que a Iglesias no le gustaría acaparar todo el poder y no tener que discutir con Vox ni con ningún otro partido político y emprender sus reformas fiscales, sus nacionalizaciones y sus diálogos con los catalanes y vascos independentistas?

Lo que sucede es que hay otras personas en la vida que no coinciden con lo que uno quiere y piensa, en España es muy sabida esa frase de “si yo estuviera ahí haría esto y lo otro y asunto resuelto”, típica postura del “perro ladrador poco mordedor”, del llorica que sólo sabe quejarse entre amiguetes y familiares pero que luego no es capaz de comprometerse con nada ni con nadie. Sin embargo, la frase nos lleva a una especie de golpe de Estado personal.

Como hay otras personas a las que no quieres ni en pintura –las querrías quitar de en medio con un golpe de Estado- y sin embargo también tienen poder y una metralleta metafórica en el desván de su casa, es necesario un pacto de no agresión física y a eso lo llamamos democracia. Cuando la gente te dé masivamente sus votos entonces puedes llevar a cabo tu golpe de Estado particular si es que te dejan los que han perdido y además desde fuera porque España no se pertenece, es de la UE, el golpe de Estado debe incluir por tanto el aislamiento del mundo o pasar a aliarse con Rusia, con China o con la India, potencias emergentes, aunque alguna ya veremos hasta cuándo.

Me refiero a China, a la que vemos como un titán y, sin embargo, a medio o largo plazo, puede que sea un gigante con los pies de barro porque, aplicándole la filosofía de Marx a un país teóricamente marxista, no se puede tener a multitud de millonarios y a Hong Kong que ha pasado por la mentalidad puramente capitalista y al mismo tiempo un gobierno que intenta controlarlo todo. El comunismo capitalista va a ser como que no, oiga. Y el gobierno chino ha ido dando golpes de Estado pequeñitos que poco a poco va a ir aumentando con sus actuaciones en Taiwán y la misma Hong Kong.

Mientras, hay golpes de Estado también en Estados Unidos, a pesar de que allí no hay embajada de EEUU, como dicen aún desde algunos países de América Latina que han sufrido golpes de Estado organizados desde la embajada USA. El último, en Minnesota, militarizada por el Estado. Cómo decae aquel país, llamado primera potencia mundial. Ya no puede ni con Rusia, ni con China, ni con India ni con Irán ni con Venezuela, se le va acabando el chollo y no hace más que vociferar y lanzar bravuconadas y rabietas como irse de la OMS. Con el Covid-19 le ha enseñado a todo el mundo las miserias que los medios suelen tapar: su desprecio por los derechos humanos y por los humanos mismos en general, sobre todo si no son rubios con los ojos azules. “New York, New York, la number one”, como cantaba Frank Sinatra. Venga ya, a otra parte con el cuento. Hablamos mucho de España y su descomposición; puestos a consolarnos, miren cómo está aquella gente, miren de verdad cómo está China por dentro, son los Estados los que vencen, por ahora, a golpe de vigilancia e idiotizando al ciudadano con el mundo digital.

Por todas partes se forman follones increíbles pero nunca pasa nada esencial, por el momento. El incendio brota y el golpe de Estado apaga la candela. Hasta el siguiente. Y eso sucede porque el mundo está lleno de golpes de Estado y de habitantes que los soportan y toleran. Tal vez intuyan que, en el fondo, tengan más que perder que ganar o se hayan vuelto indiferentes y estén vencidos como esos animales de los zoológicos que ayer eran fieros pero a base de estar entre rejas han tirado la toalla.

Los golpes de Estado –perfumados con aquello de que se llevan a cabo para guardar el orden- esconden tremendas injusticias que esos mismos estados permiten. Los hay de distintas formas pero todos contienen la palabra golpe: “Porque vivimos a golpes, porque apenas/ si nos dejan decir que somos quien somos”, son palabras de un poeta de mis tiempos al que llamaban Gabriel Celaya.

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