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Actualizado: 13 sep 2020 / 19:39 h.
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  • Hoy hay que saludarse como los esquimales. Ya veremos mañana

Acabo de encontrarme en el metro con un amigo. Hemos viajado en el mismo vagón durante diez minutos. Íbamos como sardinas en lata. Pero no nos hemos saludado tocándonos con los codos porque en la OMS dicen que igual es una forma de contagio. Debe ser que si te pegas a alguien mucho, pero sin rozar los codos, no hay peligro alguno.

Durante el confinamiento, bajé a comprar sin mascarilla. Casi nadie utilizaba mascarilla porque nos dijeron que no era del todo necesario. Decenas de miles de personas viajaron en transporte público sin mascarilla. Unas semanas más tarde nos dijeron que si no utilizábamos esas mascarillas estaríamos en peligro y que estaríamos poniendo en una situación de riesgo a los demás. Los niños tienen que llevar al colegio mascarilla de reserva porque cada cuatro horas hay que tirar las usadas (quirúrgicas). Todo muy coherente.

Durante el confinamiento, los sanitarios españoles eran los héroes nacionales. Ahora, parece que son unos flojos que no contestan el teléfono, unos mamones que están pensando en hacer huelga y un colectivo que debería levantar el pie porque tampoco son para tanto. El número de contagios es espeluznante, los ingresos hospitalarios y en UCI van en aumento.

A mí los negacionistas me provocan un enorme rechazo. Como los terraplanistas, más o menos. Pero he de decir que no les faltan razones para pensar que juegan con nosotros y que alguien está disfrutando con nuestra ignorancia.

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