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Actualizado: 28 oct 2020 / 14:48 h.
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  • Salvador Illa, ministro de Sanidad. / EFE
    Salvador Illa, ministro de Sanidad. / EFE

Salvador Illa, el ministro de Sanidad, ha vuelto a tener un gesto de decencia, un acto de empatía con los ciudadanos; ha demostrado una educación exquisita. Para Salvador Illa parece que las formas son tan importantes como el fondo. Y. hoy, eso es un tesoro. Ver a un diputado en chándal, a otro con unos pelos desastrosos, y a casi todos insultando al que tienen al lado como si bandas de macarras hubieran tomado por la fuerza el hemiciclo, ya nos parece normal cuando no lo es. Ni mucho menos. Por eso, el gesto del ministro de Sanidad es fantástico.

Salvador Illa ha pedido perdón por asistir a la gala de ‘Los leones de El Español’, organizada por el periódico digital de Pedro J. Ramírez. En pleno estado de alarma, con un toque de queda que impide la movilidad a los españoles, vimos a Illa (este señor no se quedó a la cena y llevó puesta la mascarilla todo el tiempo salvo para beber o comer un canapé) y a tres ministros más, a tres presidentes de Comunidades Autónomas, al alcalde de Madrid, a Inés Arrimadas, a Pablo Casado y a Florentino Pérez, entre otros. Muchos de ellos sin mascarillas. Posiblemente, todo lo que ocurrió (aforos, etc.) está dentro de lo legal, pero el problema no va de eso, el problema es de ejemplaridad. Por eso el gesto de Illa es tan importante.

Salvador Illa es educado, es culto y se ha encontrado con un desastre inmenso cuando él llegaba a su cargo para estar tranquilo y poder sentarse a la mesa con los independentistas catalanes y esas cositas. A pesar de los errores que se han cometido durante la pandemia, que son muchos y de enorme consideración, creo que Illa es un buen hombre, una persona decente y que cualquier otro lo hubiera hecho igual de mal. Perdiendo las formas, siendo más arrogante y más estúpido. Por tanto, me gusta lo que hace Illa y cómo lo hace. Ya sé que me conformo con poco, pero no hay más cera que la que arde.