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Actualizado: 28 ene 2021 / 08:45 h.
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  • Irene Montero. / EFE
    Irene Montero. / EFE

¡Más moralina barata, es la guerra!

Irene Montero sigue a lo suyo y vuelve, una vez más, a decir cosas que incendian las redes. Esta vez ha publicado un tuit en el que dice que «Claro que en los barrios obreros hay personas LGTB. Les pasa que no les alquilan un piso por ser lesbianas. Que les dan una paliza por ser trans, que se burlan de ellos en el cole o en su curro. ¿Aún hay quien piensa que los derechos LGTBI son “simbólicos” y no materiales?». Sin querer hacerlo, sin pensar en lo que escribe, la ministra de Igualdad, Irene Montero, apunta a los barrios obreros como nidos de homófobos. No sabemos si esto lo pensaba antes o después de mudarse a un chalet extraordinario en Galapagar (Madrid); no sabemos si esta es la razón por la que se mudó (sentir una presión homófoba tan cruel como la que pinta debe ser terrible).

La ministra Montero no sabe que hay millones de personas en los barrios obreros que no tienen problema alguno con el colectivo LGTB, que creen más que necesarios los derechos de gais y lesbianas y que respetan a los transexuales. Lo que ha olvidado la ministra de Igualdad antes de mudarse a su chalet y alejarse de la realidad (para poder hacer su política victimista y de bisutería) es que en todos los barrios de las ciudades y pueblos de España se pueden encontrar imbéciles e intransigentes que, lamentablemente, atacan a las personas por su orientación sexual. En todos. Y en todos gente de bien que vive y deja vivir.

No voy a negar que los gais y lesbianas han sufrido mucho en un país en el que imperó el nacionalcatolicismo más retrógrado y perverso, no voy a negar que hoy siguen teniendo problemas discriminatorios en los puestos de trabajo. También les sucede a los obesos, a las mujeres que quieren realizar el trabajo que siempre se creyó que solo un hombre podría hacer, a los discapacitados o a las personas de más de 55 años sin gran formación. La sociedad actual es pura discriminación y, por ello, hacer tantos apartados etiquetando a unos y otros no lleva a ninguna parte.

Perdimos en alguna cuneta, desde hace muchísimo tiempo, los valores que nos convierten en seres humanos. Si no lo recuperamos, seguiremos siendo un desastre para nosotros mismos. Y eso no se arregla, señora Montero, señalando a uno u a otro; ni llamando curro al puesto de trabajo (siendo ministra) para quedar guay entre los que aplauden cualquier cosa que diga aunque sea un disparate. Educar en los colegios en la igualdad y en la tolerancia es por dónde se comienza. Y si el nacionalcatolicismo fue un error monumental, ahora tampoco se busca el consenso, ni nada de nada. Solo hay política y lenguaje chusco y frentista por parte de los extremos políticos.

Sí, ustedes son muy parecidos a los señores de Vox; no se equivoque.