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Actualizado: 10 may 2022 / 04:00 h.
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  • Inmaculada Nieto, candidata de Por Andalucía a las elecciones del 19J.
    Inmaculada Nieto, candidata de Por Andalucía a las elecciones del 19J.

Parece extraño y hasta a algunos una barbaridad que se puedan relacionar los elementos del título de esta columna. No es así, el enfoque estructural de la vida y la ciencia lo permite, aunque en este breve espacio se deba hacer de forma mínima. Todo está relacionado con todo, en el planeta Tierra no hay nada que vaya por su cuenta, la Tierra misma no es el centro del universo, es una mota de polvo dentro de la inmensidad cósmica y los seres humanos ya me dirán ustedes lo que representamos.

Sin embargo, para nosotros, nosotros mismos, como especie, somos el núcleo de todo lo existente. Y dentro de nuestra especie, cada cual se considera único y defiende su supervivencia en soledad narcisista. He ahí el problema de la izquierda andaluza y no ya de la izquierda, sino de todos los colectivos humanos: todos nos creemos, a nivel individual, los reyes del mambo y, de entre tantos reyes, surgen emperadores a los que llamaremos machos y hembras alfa que empiezan por sentirse muy importantes y, como todos se creen relevantes, al final se les quema el guiso que habían dejado en la candela, esto es, llegan tarde a registrarse en la junta electoral. La Historia se repite, ahora como farsa, diría Marx.

¿Cuáles son los factores imprescindibles que deben aplicarse con alta intensidad para llevar a cabo actividades relevantes en la Historia? Capacidad innata, constancia, perseverancia, voluntad, disciplina, ilusión, empatía y hasta toques de lo que solemos llamar locura. Estos factores -o algunos de ellos- se cumplen desde Stalin hasta los tarambanas que rigen el mundo desde Wall Street y otros centros financieros del mundo, pasando por científicos, filósofos, creadores y artistas de todo tipo. Los factores que he citado lo mismo sirven para concretar eso que llamamos el mal que para llevar a término lo que conocemos como el bien. Que cada cual aplique estos conceptos como crea conveniente porque son categorías culturales, imaginarios con los que nos entendemos, interpretaciones de hechos, tal vez por eso Nietzsche afirmara que no existían los hechos sino las interpretaciones y que “son nuestras necesidades las que interpretan el mundo”.

Ahora tengo necesidad de interpretar que la imagen patética que está ofreciendo la izquierda en Andalucía a la opinión pública -hablo de lo que consideramos izquierda, no de la izquierdecha que es el PSOE- se debe a la ausencia de la mayoría de los factores que se han citado y a una presencia mental abrumadora del posmodernismo según el cual las grandes ideologías del siglo XX han fracasado y por tanto la Historia son episodios y se ensalzan señas de identidad bañadas de misticismo, solidaridad e igualdad cuando la globalización camina precisamente por el camino contrario y haría falta un ideario y unos principios culturales con los que conducirse en un mundo cuyo orden es el desorden.

¿Qué pintan nada menos que seis o diez partidos todos pretendiendo defender a Andalucía en nombre de la izquierda mediante el postureo del siglo XXI? El bolchevismo, nazismo, fascismo, todos se vieron en la necesidad de dejar a un lado el postureo y delegar en líderes pragmáticos. Hitler fue votado en medio de un desastre, de un país en bancarrota. Sólo alguien más bruto que él podía vencerlo y ese alguien se llamó Stalin. Franco se aprovechó del infantilismo caótico de la república. A medio y largo plazo, todo fracasó, pero al menos todos apostaron por algo. ¿Qué apuestan estos señores y señoras de la izquierda andaluza que ni siquiera tienen capacidad para surgir desde Andalucía, sino que se cobijan bajo la sombra de Madrid? Yo no quisiera que la Historia fuera ese “sangre, sudor y lágrimas” de Churchill, pero es eso más las gotas de frescura que le aporta la ciencia y la creación artística. Se apuesta, se pierde o se gana, pero este exhibicionismo de formaciones y de nombres que caben en un taxi es verdaderamente lamentable y deprimente a la vez que divertido. ¿Cree alguien que exagero al comparar los contextos de los años 30 del siglo XX con lo actual? ¿Han pensado y analizado, de verdad, en qué situación está el mundo ahora mismo?

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