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Actualizado: 03 mar 2020 / 09:33 h.
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  • Pablo Iglesias. / EFE
    Pablo Iglesias. / EFE

Ahora es fácil criticar a Podemos y al trápala de su líder, Pablo Iglesias, porque son ya un partido y un dirigente más y, además, se quieren quedar para siempre. Empecé a criticar al Marqués de Galapagar desde el principio, cuando iba al debate de La Sexta a vender mantas. Porque eso es este político, un charlatán de esos que iban por los pueblos vendiendo cobertores y mantas. Recuerdo cuando hablaba de la casta política como de la peste y ahora no solo es casta, sino que va descaradamente a por la pasta, por la nuestra. Ya no hay código ético en Podemos y quiere acabar con el tope salarial del límite de mandatos en el partido. ¿Recuerdan cuando en 2014 decía que era una vergüenza que “estos señores estén cobrando 8.000 euros, cuando la gente cobra el salario mínimo”? ¿Alguien dudaba de sus verdaderas intenciones? Sabiendo que jamás iba a ganar unas elecciones, porque perdía votos a una velocidad de vértigo, además de crédito entre los suyos, su única manera de tener poder era unirse al Partido Socialista, a la casta, y entrar en el Gobierno de otro trápala, Pedro Sánchez. Se ha colocado él, Iglesias, de vicepresidente y ha colocado a su mujer de ministra de Igualdad, en una jugada maestra. Ha quitado de en medio a todo el que le estorbaba y ahora que está situado lo que quiere es quedarse muchos años ganando una pasta mensual escandalosa con la acumulación de cargos que no quería para los demás y con la intención de quemar a Sánchez para ocupar algún día su puesto, que es lo que de verdad persigue con el apoyo de los que vemos y de los que no vemos. Solo tienen que acudir a las hemerotecas para ver que no ha habido jamás en España un líder político tan mentiroso y con tanta facilidad para cambiar de criterio como él. Si acaso Sánchez, y ahora están juntos. ¡Peligro! A pesar de todo, cuidado con criticar al de Vallecas porque ya amenaza con la cárcel a quienes se salgan del tiesto. Al periodismo, sí, que no le hace gracia. No es un demócrata, desde luego, porque ya estamos viendo cómo actúa contra quienes no piensan como él. Contra Ramón Espinar, por ejemplo, quien ahora no ha dudado en criticar los argumentos de “quita y pon” de Iglesias, al querer suprimir el tope de tres salarios mínimos a los cargos de Podemos. Que el Partido Socialista esté gobernando con este farsante es algo que no tiene nombre y lo van a pagar muy pronto.