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Actualizado: 05 jun 2023 / 04:00 h.
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  • «La Gole, ha salido la Goleada»

Hoy es lunes, día de postfútbol con el permiso de las televisiones y las máximas autoridades futbolísticas que han terminado por ofrecernos un fútbol que se parece a la Semana Santa, desde el viernes hasta el lunes y eso sólo de liga, después llegan los partidos internacionales. Luego dirán que Franco nos dormía con fútbol y con toros, los tiempos avanzan, ahora nos duermen con muchísimo fútbol y con pocos toros a los que han sustituido -a ellos y a otras actividades- por el entretenimiento crónico y hasta patológico a través de máquinas personales e intransferibles.

Para quien no lo sepa o no se acuerde, hubo un tiempo en que los domingos, los matrimonios de orden en aquella España de orden aparente, paseaban por la tarde cogidos del brazo por la calle Sierpes, en Sevilla. Lo recuerdo porque yo vi aquello y porque mi madre me llevaba de la mano. Algunos casados sostenían con la mano libre y como podían el transistor adherido a una de sus orejas -no eran habituales los casquitos- y así iban escuchando los partidos que solían comenzar todos a la misma hora aunque luego con la televisión adelantaban uno al sábado con derecho a verlo gratis. Franco nos colocó la televisión en 1956, gratis, entonces sólo había en España entre 500 y 1.000 aparatos, la mayoría en Madrid. Se veía una única cadena y el que tenía La 2 -llamada entonces el UHF, que en inglés significa Ultra High Frequency- era casi un potentado. No es que aquella primera TV ofreciera fútbol, eso fue después, el que en los años 50 quisiera fútbol o toros tenía que irse al cine a ver, antes de la película, el NO-DO (Noticiarios Documentales Cinematográficos) que con sus connotaciones franquistas tiene sin embargo el mérito de guardar copiosos y valiosos documentos de época menos los muchos que se han perdido.

Cualquiera le decía a la parienta que no tenía ganas de dar un paseo por el centro con cañita de cerveza incluida al anochecer pero en horas católicas. Con aquella “movida” los machos ibéricos se quedaban sin saber los resultados de todos los partidos y por ello tampoco les era posible conocer si les había tocado algún pellizco o pellizcón con la quiniela. Lo que la radio decía se lo llevaba el viento y era mejor aquello que queda fijado en el papel. Entonces aparecían unos mozalbetes anunciando a voz en grito: “La Gole, ha salido La Gole, con el resultado de los partidos”. La Gole era La Goleada, una hojita pequeña que valía no me acuerdo cuánto pero muy poco. Allí estaban los ansiados resultados y la quiniela. Ojalá conservara uno de esos “periódicos”, era servidor demasiado niño como para imaginar que en 2023 iba a estar escribiendo en un diario y añorando aquello por esto de la edad.

El fútbol era una pasión, como siempre, pero no tan violenta. La verdad, no sé qué ha pasado, me lo imagino, y ahora prefiero no pensar en ello. Había que esperar hasta el lunes por la noche para ver los resúmenes de los partidos del domingo y eso ya bien avanzados los años 60. Al mediodía, Radio Sevilla nos deleitaba con la serie, breve pero jugosa y divertida, aquella llamada “El tío Pepe y su sobrino”, con Pepe Da Rosa y Manolo Méndez que interpretaban los guiones que escribía Francisco García Montes, más conocido por Juan Tribuna.

En este tiempo esperar “tantísimo” tiempo para saber cómo ha quedado el fútbol lo vemos como una intranquilidad suma, necesitaríamos la ayuda de ansiolíticos y tranquilizantes en general. Ya no hace falta y sin embargo ahora nos damos cuenta de que tal vez un poco de espera no nos vendría mal para luego afrontar con mayor poder los desafíos y desalientos de la vida. La goleada y patadas de la vida las llevamos por dentro, como siempre ha sido, pero no es lo mismo, ignoro si mejor o peor que antes. Distinto. Y aun así me ha gustado recordarlo.

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