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Actualizado: 26 may 2022 / 17:31 h.
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  • Mediaset.
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¿Se pueden quebrar tantos cúbitos y radios de personas vinculadas entre sí en tan poco tiempo? ¿Puede alguien pagar el pato por lo que hacen otros? ¿Se resbaló de la maldita barra Belén Esteban o una fuerza oscura hizo de las suyas?

Un programa con tantos años a cuestas como es Sálvame (13) está rodeado, necesariamente, de asuntos de todo tipo. Alegrías, tristezas, escándalos, zonas grises, luz... Tantos años en antena da para mucho.

El capítulo más oscuro de ese programa se encuadra en el territorio que dejó marcado para siempre la muerte de Mila Ximénez, o en los problemas gravísimos de salud de Jorge Javier Vázquez. Pero siendo terribles ambos casos se pueden considerar normales, cotidianos. La muerte y la enfermedad forma parte de la vida y según pasa el tiempo las posibilidades de ver cómo se acerca la parca o un disgusto se elevan desmesuradamente.

Otra cosa bien distinta son las rachas negativas que acumulan hechos desagradables, dolorosos o misteriosamente reiterativos. En algunos casos, a estas rachas negativas se les llama maldiciones. Y en Sálvame todo indica que reposa una de ellas en cada rincón del plató, alrededor de los colaboradores o en cualquier lugar en el que pueda suceder algo que se pueda considerar desastroso.

Primero fue Belén Esteban. Rotura de tibia y peroné. Intentaba simular una prueba del programa Supervivientes 2022 y el resultado fue nefasto. Lydia Lozano, en segundo lugar, se fracturó el radio y el cúbito. En casa, cambiándose de ropa. Y en tercer lugar encontramos a Chelo García Cortés que se caía ayer al comenzar el programa especial dedicado a la moda. Rotura de radio.

Mala racha. Tal vez maldición. Quiero recordar que, no hace mucho tiempo, Paz Padilla fue fulminada y desapareció de las pantallas de Mediaset. El próximo martes, 31 de mayo, en el Juzgado de lo Social nº 47 de Madrid, se encontrarán las partes para intentar resolver el despido de la presentadora. Desde luego, si el mal de ojo de Paz Padilla (si es que es el causante de tanta desgracia) es tan malo como su forma de presentar, podríamos estar ante una maldición larga y duradera. Conviene recordar que el mal de ojo puede producirse si quiere o si no quiere el que lo ejerce. Se puede hacer sin saberlo. Digo esto porque no me pega mucho que Paz Padilla se afane en estas cosas de forma conscientes. La maldición de Paz Padilla podría estar entre nosotros sin que ella misma lo sepa. Pero cabe la posibilidad de que se estén acumulando o que sean otros los que anden maldiciendo al programa y a sus colaboradores. Antonio David Flores, Marta Riesco, Karmele Marchante y un sinfín de personajillos vapuleados una y cien veces en Sálvame pudieran ser los causantes de esta racha tan mala de lesiones.

Si yo fuera el director de Sálvame correría a comprar sal, coco, alumbre, semillas de mostaza y chile. Mezclados de forma adecuada y con las proporciones debidas se puede acabar con el mal de ojo. Eso o esperar el juicio del próximo 31 de mayo. Si gana Paz Padilla tal vez se arreglen las cosas.

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