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Actualizado: 08 mar 2021 / 07:21 h.
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  • La realidad del In nomine Dei

Sevilla sigue en este momento dulce de transformación en una ciudad moderna o, más bien, en transformar su patrimonio histórico en pasillos ambientados musicalmente donde los expositores de hoteles son tan amplios (y no paramos) como variados. Como en una plena madrugá sevillana, parece que cada noche circulan por la ciudad camiones desalojando todo nuestro patrimonio para que cuando nos levantemos por la mañana podamos degustar -en el sentido más amargo de la palabra- las nuevas noticias, cartelería y venta de nuestros edificios y parece que no terminamos de convencernos que rendir pleitesía por la vía fácil del dinero es un error. Siguiendo así, dentro de pocos años, iremos todos arrebujados buscando un lugar para contemplar nuestro patrimonio, ver un museo o una exposición y tomar un café en Sevilla será traspasar las cristaleras correderas automáticas de una cadena hotelera. Parece que algunos no se han enterado que con esta pandemia se ha aumentado en más de un 100% el concurso de acreedores en la hostelería.

El éxito de la exposición In nomine Dei no debe ceñirse solamente a las ganas que tenemos los sevillanos de Semana Santa en la calle sino a la derivada más importante de querer, aprender y saber de arte sacro. Porque a pesar del empuje de la piqueta destructora del patrimonio sevillano, no sólo la Sevilla cofrade sino la cultural y la artística le están diciendo al Consistorio, al Consejo de Cofradías y a las hermandades sevillanas que se dejen de pamplinas y monten de una vez por todas el Museo de la Semana Santa de Sevilla; la que esta ciudad lleva años demandando. Pero no un Museo de migajas y cochambres sino del que vale la pena cruzar España para verlo. ¿O es que no se han beneficiado las hermandades sevillanas de las subvenciones autonómicas para la restauración de sus bienes inmuebles e inventariables? Un Museo de la Semana Santa con piezas permanentes o de carácter rotatorio cuando sea necesario, porque tenemos patrimonio sacro suficiente como para no dejar viuda a las hermandades. Si Sevilla quiere empezar a despuntar en cultura, el arte sacro debe formar parte del paisaje de la ciudad porque es tan rico y variado que siempre tendremos más y más por enseñar. Son como esos sótanos del Museo Provincial de Sevilla o la Plaza de España que contienen piezas que harían temblar a más de uno y que no se exponen por falta de espacio.

Una exposición que ha sabido aunar a 70 hermandades de penitencia debe hacernos valorar que uno de los potenciales de Sevilla es su riqueza sacra. Porque en lo sacro no sólo está el mundo capillita sino, de pleno derecho, el mundo artístico y todo lo que eso conlleva. Manda huevos, querido Sancho, que se pensara (cosa que ha sido desechada) construir un Museo de la Semana Santa sevillana en la explanada junto a la Torre de la Plata porque es un insulto a la inteligencia más básica y un gran elogio a la ojana sevillana al que nos acostumbran los responsables locales.

.- Sevilla ¿Cuál es tu arte?

.- Qué pregunta se le ocurre a usted amigo mío.

Vélez Málaga con 80.000 habitantes o Baena con 20.000, además de Málaga capital, tienen sus propios Museos de la Semana Santa y aquí con edificios vacíos que de por sí ya son unos verdaderos museos al aire libre, seguimos silbando al dios Eolo mientras ellos se caen a pedazos y a la espera que algún día de algún año se instale el Museo (que capítulo tan bien aprendido por esta ciudad, ¿verdad?) Hablamos tanto de los potenciales externos que nunca vemos los nuestros y eso, eso sí, es la genética del sevillano. Hagamos de una puñetera vez un retrato a Sevilla con su patrimonio y salgamos definitivamente de esa cómoda terraza soleada de la que no queremos salir. Sería fácil que les diera ejemplos de edificios abandonados, pero hacerlo es tomarle a usted por tonto.

Ser un visitante o un vecino peregrino recorriendo las calles sevillanas buscando arte y patrimonio es bastante penoso y la prueba la tienen en el éxito de In nomine Dei. Y no nos acarajotemos en la envidia de que un museo restará valor a las hermandades, Iglesias y parroquias. Está claro que un Museo de la Semana Santa de Sevilla en cualquiera de nuestros envidiados edificios históricos que poseemos es el comienzo para que Sevilla inicie un despegue definitivo y que sea un referente cultural a nivel mundial.

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