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Actualizado: 10 nov 2018 / 16:55 h.
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Lo sé, cuando piensas en una soga inevitablemente viene a tu mente la imagen del ahorcado, y así es justamente cómo se siente el mundo, perdiendo la vida por asfixia, cuando tiene alrededor de su cuello esta temible "SOGA": la SOciedad de la GAmofobia, pues ésta consiste en un miedo atroz al matrimonio, al compromiso y a las relaciones en general. Seguro que tú también te has dado cuenta, en nuestro hoy gana por goleada el "quiero pasar el rato contigo" al "quiero estar contigo", porque la "SOGA" (SOciedad de la GAmofobia) es concretamente experta en eso, en pasar: pasar de las relaciones, pasar de los sentimientos, pasar del compartir, pasar de los valores, pasar de las raíces... Tomando como seña de identidad el "felices los cuatro" de Maluma, así el crecimiento personal y profesional se queda más sólo que la una porque sin el pegamento social del compromiso, no se suma sabor ni al guiso (intenta hacer unos garbanzos en cinco minutos porque "tienes prisa y quieres pasar a otra cosa", como mínimo, te quedarán duros... como la cara de más de uno).

Nómadas emocionales

En un período comprendido entre 13.000 - 5.000 años atrás, tuvo lugar un cambio trascendental para la humanidad: el paso del nomadismo al sedentarismo, posibilitando así el nacimiento de las primeras sociedades urbanas y el incipiente desarrollo de la economía. De hecho, si buscamos la definición de nómada, la RAE nos dice que se trata de "un individuo, tribu o pueblo carente de un lugar para vivir y dedicado especialmente a la caza y al pastoreo", ¡ha clavado el perfil tipo del miembro de la SOciedad de la GAmofobia!, un perfil que podríamos titular como "nómada emocional" ya que se distingue por su necesidad constante de "ir de caza" (sólo que cambia los bisontes por personas) y no está dispuesto a crear hogar ni a echar raíces, es incapaz de profundizar, es intrínsecamente superficial... Y así la "SOGA" se carga el gran logro del Neolítico y da lugar a una vergonzosa involución humana y profesional protagonizada por, efectivamente, el nómada emocional.

El tema no es baladí, porque cuando las emociones son desterradas del corazón y no tienen lugar para vivir, lo que se va asentando, progresivamente, en su lugar es el Imperio del "todo vale", la frialdad y la falta de escrúpulos...

¡Hasta luego, Mari Carmen!

Si la SOciedad de la GAmofobia tuviera un logo, sería algo parecido a Speedy González, ya sabes, ese ratoncito de dibujos animados conocido por ser "el ratón más veloz de todo México" porque los gamofóbicos pueden llegar a correr a la velocidad de la luz al menor indicio de responsabilidad, compromiso o amor (a lo único que van a decir "¡amén!" es a su sagrado "¡hasta luego, Mari Carmen!").

Este tema lo suelo hablar mucho con mi padre, ¿por qué hay muchos chicos que muestran mucho interés al principio y, si no te pliegas a sus deseos, se marcan un "Speedy González"? yo creo que el interés les dura, literalmente, dos teleiarios por dos motivos fundamentales:

1.- Lo que tienen es interés y no compromiso. El interés va en función de las circunstancias, es decir, si las circunstancias son favorables, tendré más interés y si son adversas pues no tendré ninguno; mientras que el compromiso real con algo (ya se una persona, un proyecto, una casa, tu mascota...) sigue ahí, incluso se emplea más a fondo, cuando vienen mal dadas. Por lo que llego a la conclusión de que hoy hay mucho interesado y poco comprometido.

2.- Viven en "modo conexión" pero son alérgicos a la vinculación. Recuerda que uno de los axiomas del nómada emocional es el pasar... y es que una cosa son las conexiones y otra muy distinta, los vínculos. Los miembros de la "SOciedad GAmofóbica" son verdaderos expertos en conexiones, es decir, son maestros del "clic": como el que se produce al encender y apagar las luces o la tele o el "ding" del microondas... es algo rápido, no necesitan pensar para ejecutarlo, lo que los convierte en personas artificiales (en muchos sentidos). En las antípodas de esas "conexiones" se encuentra el vínculo: es algo sólido que requiere de tiempo, dedicación y confianza para llevarse a cabo. La buena noticia es que toda esa entrega es una inversión de tiempo y energía que se verá recompensada a lo largo de los años porque los vínculos tienen vocación de eternidad y efecto bidireccional: tú has estado ahí para ellos y ellos lo estarán para ti.

Como decía el cantante estadounidense Sammy Davis Jr: "Siempre tienes dos opciones: tu compromiso frente a tu miedo", tú decides quien gana la batalla pero ten algo muy claro: el compromiso nunca falla.