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Actualizado: 18 jul 2020 / 17:22 h.
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  • Las dos clausuras de Pepe Cobo en la Fundación Cajasol. Asuntos Pendientes II

La reflexión sobre la libertad individual o en su defecto sobre la privación de la misma, son una de las cuestiones más importantes que viene planteándose la filosofía desde que el hombre -y la mujer-comenzaron a tener conciencia de sí mismos (aunque para algunos filósofos, las mujeres no la teníamos), en cuanto lo que supone la voluntad de incidir en nuestra vida sobre cualquier aspecto o acción, o por el contrario, restringir la decisión individual por cualquier otro o circunstancia. La libertad en positivo entendida como una toma de conciencia responsable, o en negativo: como la ausencia de reflexión y como consecuencia de unos actos que la sociedad, la cultura, la justicia y la ética de un pueblo, contemplan como delictivos.

Las mujeres (en las que se basa la exposición) se han dividido pues en dos modalidades: aquellas que han optado por ingresar en un convento y además de clausura, que saben que aquello les someterá a unas reglas estrictas y que en principio esta renuncia puede presuponerle un abandono del mundo y de sus cantos de sirena materialistas, porque lo que se desea entonces es vivir eso que antes se conocía como fe profunda, entrega mística sin reserva al ser -o en este caso al Ser- que se ama.

Ese matrimonio con Cristo, tiene una fases como todo noviazgo que van desde la postulantía a la toma de hábitos y profesión perpetua, esa ceremonia que festeja la entrada en la comunidad y el abandono de todo lo que queda fuera del convento, aunque esto es relativo en el sentido de que bastante de lo que pasa fuera no les es ajeno, y desde las capillas, los obradores, los locutorios, y desde los medios de comunicación que llegan a sus manos, ojos y oídos, pueden saber de algunas noticias de ese exterior por el que “oran y laboran”.

El mundo de la cárcel, por el contrario -el segundo grupo de autoras que han participado de manera casi anónima en esta exposición que ha coordinado PEPE COBO- no se elige, no es un acto volitivo, algo que tenga que ver con la libertad y la elección, sino obligado por las circunstancias.

Ambas posturas se enfrentan ahora: la libertad elegida y la privación de ella de manera forzosa, pero ambas tienen en común en esta muestra, el que hayan participado con bordados, con cartas y con textos donde vierten pensamientos, una serie de reflexiones que van más allá de la plástica y hacen que reparemos mejor que en la estética y sus profundas y marcadas leyes también aleatorias, en los de la vida entre la muralla electrificada, la vigilancia permanente, los pasillos, comedores, el patio, los talleres y demás dependencias de la cárcel, o entre el huerto, los claustros, los oratorios, los refectorios, las salas de labor y asueto, los rezos y los cantos de la liturgia, de lo que supone un “confinamiento” asumido.

De PEPE COBO partió la idea ya hace años, de volcar en los textiles ideas que después serían confeccionadas en los talleres de las reclusas o de las monjas. De todo el equipo que compone la Fundación CAJASOL, el que haya podido verse en las nuevas salas de exposición, de la calle FRANCISCO BRUNA.

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