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Actualizado: 03 oct 2019 / 17:27 h.
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  • Parquet de la Bolsa de Madrid. / El Correo
    Parquet de la Bolsa de Madrid. / El Correo

Las bolsas se desplomaron durante la jornada de ayer. Lo que se dice, ya no son especulaciones vacías, o previsiones de agoreros, o comentarios de taberna sin valor. La cosa se está poniendo seria y el dinero, ese gran cobarde, se quiere escapar a toda costa y llegar a territorios más favorables.

La amenaza de un Brexit sin acuerdo está sembrando el pánico en los mercados. Son muchos los que daban por amortizado los efectos de la salida del Reino Unido de Europa. Por supuesto, estaban midiendo mal las cosas. Si llega a suceder lo que se conoce como Brexit duro, ya podemos ponernos a temblar en la UE. El desastre va a ser morrocotudo.

Y si el Brexit está siendo ya letal, los malos resultados del índice manufacturero en Europa y en Estados Unidos se convierte en una losa que no dejará de pesar en mucho tiempo. Todo indica que la recesión está llegando; una recesión que no estaba prevista o que al menos nos volverá a coger con el paso cambiado puesto que no se han llevado a cabo reformas o acciones puntuales que pudieran minimizar daños. Las sociedades de todo el mundo (la española incluida) no podrán soportar con tranquilidad (asumiendo todo el mundo que las cosas son así y no hay nada que hacer) una crisis de las dimensiones de la que se ha sufrido años atrás.

Los políticos deberían saber que todo tiene un límite y que un pueblo se acuesta manso y se puede levantar en pie de guerra. Echar un vistazo a los libros de historia está muy bien para enterarse de qué va todo esto.

No se venden coches, no se venden pisos, la gente ahorra y no gasta convirtiendo el IPC en un índice desplomado constantemente... Todo apunta a otro desastre económico. Y aquí, en España, jugando a soy el más astuto, el más guapo y el que dice más barbaridades. Todo sigue igual.