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Actualizado: 22 oct 2020 / 08:02 h.
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  • EUROPA PRESS/R.Rubio.
    EUROPA PRESS/R.Rubio.

Santiago Abascal tiene más cojones que el Espartero, que ya es decir, y cuando mira a Sánchez o Iglesias suelta babas por los colmillos como los lobos de Sierra Morena. Me lo imagino vestido de bandolero con faca y pistola de chispa, como José María el Tempranillo a lomos de un caballo -español, claro-, con Morante a la grupa fumándose un Montecristo. Ves a Abascal y luego miras a Iglesias y te dan ganas de decirle al Marqués, corre, que te come vivo. ¿Se imaginan a Santi de presidente del Gobierno, con las ideas que tiene sobre lo español, las autonomías y Europa? Ayer perdió una buena oportunidad de decirnos por qué y para qué quiere ser presidente, además de para convocar inmediatamente elecciones, ahora, con la pandemia dando bocados, que no podríamos ni ir a votar. Precisamente, creo que no aportó nada porque, según él, se trataba solo de echar del Gobierno a Sánchez e Iglesias, algo que es muy necesario, sin duda, aunque estamos viendo que ningún partido, salvo Vox, quiere que eso pase. Pero es que aunque quisieran Partido Popular y Ciudadanos, no salen las cuentas. De salir, sería Casado quien hubiera presentado la moción de censura y no Abascal. El PP va a decir que no con toda seguridad y lo va a pagar en las urnas, y ahí estará el rédito político del líder de Vox, que puede ser bruto como un arao de palo y más de derechas que Fraga, pero no tonto. Sabe que algo va a sacar de esta machada que ha llevado a cabo contra Sánchez, quien ayer, en su discurso de réplica, parecía el padre de Abascal diciéndole que no viniera tarde a casa o que quitara el brasero antes de acostarse. Sobreactuó en exceso, mucho más de lo habitual en el presidente, que parece que va siempre por una pasarela de París. ¿Quién le escribirá los discursos? Pudo machacar al candidato y prefirió hacer lo que la leona con el cervatillo: jugar con él un poco antes de comérselo. Creo que no se lo comió porque en realidad le estaba poniendo en bandeja un triunfo, con lo que lo necesitaba por lo mal que le va con la pandemia, con importantes diarios internacionales hablando ya de España como de un Estado fallido con la democracia en peligro. Al enemigo hay que machacarlo porque si se queda vivo te la puede jugar más adelante, y Abascal saldrá reforzado de la moción de censura que el vasco Aitor Esteban, del PNV, tildó de “patochada”, así, del tirón, porque este señor solo apoya algo cuando el olivo tiene aceitunas que aliñar. Si vuelve a haber elecciones generales, que no es seguro tal y como va esto de la democracia, sacará un millón de votos más que en las anteriores, los que va a perder un Casado más seco que el sombrero del Piyayo. ¿Qué va a hacer hoy el líder del PP? Justificarse como pueda para que parezca que no va a ayudar a salvar al soldado Sánchez, que es lo que va a hacer en realidad, entre otras cosas porque se lo ha pedido el presidente. O sea, que se aleje de la ultraderecha para que él pueda acercarse cada vez más Bildu y seguir gobernando con la ultraizquierda. Esto es lo que tenemos. Como diría Morente, estamos vivos de milagro.

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