Image
Actualizado: 24 may 2022 / 16:30 h.
Facebook Twitter WhatsApp Linkedin Copiar la URL
Enlace copiado
  • Rtve.
    Rtve.

MasterChef se ha convertido en una suerte de consultorio sentimental en el que los que aportan su testimonio intentan guisar o hacer postres sin conseguirlo con un mínimo de dignidad, demostrando no saber hacer la o con un canuto culinario (¿existirán los canutos culinarios?).

Los participantes de este programa, que ha llegado a su décima edición, llenan los minutos de emisión con sus historias de acoso escolar, drogadicción y cualquier otro tipo de miserias. Cocinar, lo que se dice cocinar, poco o nada. Tanto es así que en el último programa emitido, una de las pruebas fue interrumpida por el jurado antes de finalizar dado el desastre que se estaba viviendo en los fogones. Ni los mejores concursantes de la edición lograban hacer un flan de huevo; ese es el nivel. La bronca de los jueces fue monumental y para rematar la jugada hubo dos expulsiones en vez de una.

MasdterChef 10 se ha convertido en un programa en el que airean dimes y diretes que a nadie interesan. MasterChef va perdiendo, poco a poco, la esencia de ese amor por la cocina, un fondo amable que difundía el arte de cocinar de forma divertida y atractiva. El desgaste de diez años de emisión va pasando factura.

Un chef que no es capaz de hacer caramelo con azúcar no es chef. Y un programa sobre cocina sin chefs se queda en consultorio para cotillas. ¿Disaster is coming?

ETIQUETAS ►