La Universidad de Sevilla publicó hace unos días la normativa en la que explicaba cómo serían las clases y los exámenes de cara al curso que está por venir. Se intercalaría la enseñanza presencial con la virtual.
Esa normativa hizo que multitud de universitarios pusieran el grito en el cielo, todo a través de redes sociales, aduciendo que la US ponía en riesgo sus vidas y la de sus familiares.
Ayer desayunábamos con el vídeo viral en el que una manada de descerebrados, muchos de ellos en edad universitaria, hacían botellón en el descampado de la Feria. Corrían de un lado al otro para evitar a la Policía. Como los San Fermines.
Esas imágenes recordaban a las de hace cincuenta años, cuando los universitarios corrían delante de los grises. La diferencia es que esos jóvenes luchaban por la libertad y la democracia y los de ahora lo que quieren es darle un buche más al cubata.
Esos universitarios en blanco y negro se jugaban la vida y el todo por unos ideales. Los de ahora se juegan la de sus mayores y una multa que, obviamente, no pagarán ellos. Y dicen que es la generación mejor preparada...
Desde que la Junta ordenó el cierre de las discotecas y la reducción del horario de la hostelería, las bolsas verdes con la botella y los hielos se han multiplicado. Como en las madrugadas previas a las noches de las carreritas.
La juventud quiere seguir con su vida sin importarle la situación que estamos viviendo. Sin importarle sus mayores ni el resto de la sociedad.
Obviamente no son todos, pero sí una mayoría que pone en peligro a otra parte de la sociedad que no puede defenderse de un enemigo invisible.