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Actualizado: 07 mar 2023 / 07:28 h.
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  • Mi madre no era feminista

No sé mis abuelas, pero mi madre no era feminista. Sin embargo, cuando vio la fotografía del primer Gobierno socialista, de 1982, le llamó la atención que no hubiese ni una sola ministra en el Ejecutivo de Felipe González. La primera ministra de la democracia era de la derecha, Soledad Becerril, en 1981. Esta misma mujer fue la primera alcaldesa de Sevilla, en 1995. Y además fue la primera mujer que ocupó el cargo de Defensor del Pueblo, en 2012. En este caso, el de defensora. ¿Por qué no hubo ni una ministra en el primer Gobierno del Partido Socialista? Porque no era un partido claramente feminista. Ni siquiera lo fue en la Segunda República, al menos no tanto como dicen ahora. Pues parece que han inventado el feminismo, porque no paran de decir que son un partido feminista. En el Gobierno actual hay más ministras que ministros, es cierto, pero en democracia, la derecha empezó antes. Recordemos que la primera presidenta del Congreso fue también de la derecha, la popular Luisa Fernanda Rudi, desde el 2000 al 2004. Con gran apoyo, por cierto. De los 349 diputados en el Congreso, la votaron 329.

Pero el feminismo es del Partido Socialista, según Carmen Calvo. Y según Irene Montero, de Unidas Podemos. Nunca ha estado tan mal el feminismo como ahora, desde la llegada de la democracia, aunque pueda parecer lo contrario por la cantidad de ministras en el Gobierno, alcaldesas o secretarias de Estado. Mal porque están convirtiendo la lucha de la mujer por sus derechos en una guerra ideológica contra la derecha. No contra el machista violento, sino contra todos los hombres que no son de su cuerda. Ahora se anuncia una ley para garantizar la paridad en la política y en la empresa privada. Dos días antes del Día de la Mujer, curiosamente, y a escasas semanas de unas elecciones municipales. Ya le ha recordado Feijóo que aplique la paridad en el “organigrama machista de la Moncloa”. Y además le ha criticado que anuncie como suya una ley europea. Sánchez no sabe ya qué inventar ante lo que se le viene encima, casi con toda seguridad un tremendo batacazo electoral. Si viviera mi madre, que no era feminista, pero que votaba a Felipe, le diría que es más falso que un reloj de caramelo.

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