Image
Actualizado: 24 abr 2018 / 09:57 h.
Facebook Twitter WhatsApp Linkedin Copiar la URL
Enlace copiado
  • Miguel Acal y su peña de Bormujos

Miguel Acal Jiménez fue crítico de flamenco durante casi toda su vida, un maestro del que aprendimos todos, aunque no era mucho de enseñar porque lo importante para él eran las vivencias con los artistas, emborracharse con Antonio Mairena, Perrate de Utrera o Lebrijano y llegar a casa muerto de sueño y sin un duro. Cómo sería el maestro que cuando publiqué La Niña de los Peines en la Casa de los Pavón (2000), obra elegida como Mejor Libro Flamenco del Año, me dijo, supongo que para que no se me fuera la olla: «Sí, pero tú no te emborrachaste nunca viéndole las cachas a Pastora bailando por bulerías». Ese era Miguel Acal, al que el pasado domingo le pusieron una peña flamenca en Bormujos, donde se crió y vivió siempre, aunque era granadino. Bonito reconocimiento, pero habría que hacer algo más por el maestro de la crítica, publicar sus críticas, una biografía, algo que sirva para perpetuar su memoria, la de un verdadero apasionado del flamenco que disfrutó siempre de este arte a su manera, siempre con sabor andaluz y pellizcos gitanos

ETIQUETAS ►