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Actualizado: 06 ago 2018 / 20:48 h.
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  • Millones de competidores para los taxistas

Los taxistas se equivocan si piensan que van a seguir con su régimen de monopolio, se equivocan si piensan que sus competidores son sólo Uber y Cabify en España y se equivocan si piensan que sus estrategias agresivas van a ser apoyadas por la ciudadanía. El gobierno central también se equivoca si piensa que echando la patata caliente del conflicto a las autonomías va a solucionar el problema, porque eso es romper la unidad de mercado y entorpecer la competencia.

La transformación digital de la sociedad está añadiendo millones de competidores a todas las profesiones. Ahora y más en el futuro todos vamos a ser mitad consumidores y mitad productores en muchos ámbitos, también a la hora de movernos.

Sin anticiparme demasiado, planteando el horizonte de la conducción autónoma sin conductor. A corto y medio plazo los taxistas van a tener miles o millones de competidores si las fórmulas colaborativas como Blablacar, Amovens y otras por llegar se extienden a los trayectos urbanos, como ha comenzado a pasar en muchas ciudades. O como está ocurriendo en el sector del transporte con los miles de personas dispuestas a distribuir paquetes con sus vehículos particulares en sus ratos libres

Las bicicletas y motos eléctricas de uso compartido que se puedan tomar y dejar en cualquier sitio van a sumar competidores al taxi y a los VTC. Sí, el avance tecnológico incrementa exponencialmente el número de competidores en todos los sectores y los intentos de ponerle puertas al campo recurriendo a esquemas del pasado no llevarán a ningún sitio, en todo caso a gastar dinero en balde y a alargar los conflictos en perjuicio de los usuarios.

Los taxistas deben adoptar las fórmulas colaborativas y abrirse a los trayectos compartidos, diversificar sus servicios, mejorar la calidad de la atención al cliente, terminar con la opacidad fiscal de muchos de ellos que declaran ingresos anuales ridículos como si fueran pobres de solemnidad,... En definitiva, cambiar el chip, ponerse las pilas para encarar el futuro con imaginación y creatividad y renunciar a fastidiar al prójimo.

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