«Sale hoy, por vez primera, El Correo de Andalucía, que ni es carlista ni integrista... Será un periódico... eminentemente noticiero, con una información local, regional, nacional y extranjera... Noticias de comercio, industria, artes, ciencia, agricultura, política; de todo lo que sea honesto recreo... En cuanto a política no pertenecerá a ninguna de las agrupaciones... ya que aspira sólo a trabajar... para ofrecer a los hombres de bien un diario como las exigencias de los tiempos reclaman, dentro de la verdad y la virtud». Así de clarividente fue el primer editorial redactado por el canónigo Magistral de nuestra catedral de Sevilla, D. José Roca y Ponsa, con el cual el nuevo rotativo sevillano iniciaba su andadura aquel 1 de febrero de 1899, y en el que se recogía el ideario de la nueva publicación.
Que duda cabe que entre todas las obras que el cardenal Spínola impulsó durante su vida en favor de la promoción de la prensa escrita, tan pujante y vigorosa en la España de aquellos tiempos, cabe destacar como su obra cumbre la fundación de El Correo de Andalucía. Un proyecto con el que pretendía defender la buena prensa y la profesionalidad de un sector tan influyente como el de la comunicación social. Su principal objetivo: ayudar a los católicos y hombres de buena voluntad a recibir una información fidedigna y veraz. Don Marcelo se empeñó durante toda su vida en presentar la verdad en su máxima belleza, la verdad impregnada de caridad, sin atacar a las personas contrarias a la fe o con otros planteamientos ideológicos.
Con su fundación, Spínola dejó claro que este periódico no estaría implicado en ninguna de las diferentes facciones políticas que por entonces dividían el país. De ahí que desde el principio su fundador trazase el programa: «Jamás debe hacer uso de lo negativo, sino al contrario, de todo lo que sea construcción y creación nueva». Este equilibrio de querer permanecer en el terreno de la imparcialidad y de la neutralidad ante cualquier signo político, pertenece al ideario más primitivo de este medio de comunicación social. Un objetivo que después de 119 años ha querido ser recuperado por el actual propietario y sus dirigentes.
Para ello, qué mejor que rodearse de un buen grupo de profesionales de la comunicación y colaboradores, que con dedicación constante y sabios conocimientos han hecho de los diferentes medios de este Grupo empresarial un referente obligado en nuestra ciudad y región. Los actuales directivos y trabajadores de El Correo de Andalucía, al igual que en su tiempo lo fue el beato Marcelo Spínola y sus colaboradores, son plenamente conscientes de la decisiva influencia que, en el ámbito social, tienen los medios de información. Se trata de dar voz a los ciudadanos, grupos, instituciones o entidades para que tengan una presencia notable en el ámbito de la opinión pública.
En las diferentes esferas de la sociedad ha de defenderse un principio fundamental de la convivencia social: la alteridad, es decir, la condición del otro y el respeto a su persona. Una sociedad que no respete la pluralidad y la diversidad de planteamientos ideológicos y postulados, sino que busque, por los medios que sea, la uniformidad y el pensamiento único, terminará siendo una sociedad gravemente enferma. De ahí la necesidad de promover y defender la libertad de expresión y de opinión como derecho universal irrenunciable. Como afirma la UNESCO: «el pluralismo de los medios de comunicación son un componente esencial en el proceso de la democracia. Es tarea de los gobiernos, parlamentos y decisores garantizar la libertad de expresión».