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Actualizado: 10 abr 2021 / 22:20 h.
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  • Irene Montero y Pablo Iglesias. / EFE
    Irene Montero y Pablo Iglesias. / EFE

Lo de Pablo Iglesias es un no parar. A este hombre le gusta la pasta y no puede remediar mostrar su debilidad por ella sin poner filtro alguno. En mi pueblo se diría que es un ansioso. Todo el que necesita coger las cosas a manos llenas es un ansioso.

Los ahorros de Pablo Iglesias y los de su mujer son importantes. Y no pasaría nada si no fuera porque él ha acusado alguna vez de ser unos ladrones y unos no sé qué a todos aquellos políticos que vivieran en un chalé de los grandes, que tuvieran un dinero importante ahorrado, o algo parecido. Él solito ha sido el que ha señalado un buen número de cosas que van (según dijo) contra la igualdad, la honestidad y el pueblo obrero. Y él solito se ha ido metiendo en todos los jardines posibles para hacer el ridículo por hacer todo aquello que antes criticaba.

La última es que ha pedido 5.300 euros al mes (aproximadamente) como exvicepresidente. Dice que los diputados y ministros de Unidas Podemos «tienen derecho a lo mismo que el resto». Pablo Iglesias dice que tienen derecho a «los mismos coches que los del PP y el PSOE, la misma protección y los mismos salarios, aunque nosotros donemos una parte, que eso no lo hacen los demás». Ahora que le toca a él ya vale cualquier cosa. Y no sería nada importante o escandaloso si no fuera porque el reglamento de su partido, el que se aprobó en Vistalegre II apunta «la obligación de no percibir ninguna remuneración ni cesantías de ningún tipo una vez finalizada su designación en el cargo». Dice Iglesias que en Unidas Podemos se dona una parte. Yo no sé cómo ha podido ahorrar tanto esta criatura donando parte de lo que gana. Es todo un misterio. Lo que sí sé es que este hombre es uno de los políticos más torpes jamás conocido, y una de las personas más incoherentes que se ha dedicado a la política durante los últimos años. Dice a sus seguidores lo que quieren escuchar y hace justo lo contrario. Es un flojo, un político contradictorio a más no poder, un encantador... de serpientes, y un depósito de incontinencia verbal.

Pablo Iglesias y su forma de hacer política (parlotear y poco más intentando generar diferencias, frentismo y un odio que está aniquilando la convivencia en España), Pablo Iglesias y su forma de hacer lo contrario a lo que dice, Pablo Iglesias y su forma de prosperar sin cortarse la coleta para aparentar seguir siendo el mismo que hace unos años, será motivo de estudio en los próximos años para explicar lo peor que le pasó a este país en el que vivimos en los últimos lustros.

Y, mientras, el sujeto encarándose como un macarra cualquiera a cuatro idiotas con el brazo en alto... Eso sí con los guardaespaldas entre medias de unos y otros. Chulería de salón.