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Actualizado: 01 feb 2021 / 09:49 h.
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  • Paco Pérez Valencia: una isla llamada ‘utopía’ en el coas

Desde el pasado día 21 de enero y hasta el 5 de marzo permanecerá instalado en la sede del COAS (Colegio Oficial de Arquitectos de Sevilla), el último proyecto expositivo del autor, profesor universitario y divulgador del arte PACO PÉREZ VALENCIA (Sanlúcar de Barrameda, 1969), consistente en una serie de lienzos y papeles (resueltos con óleos, acrílicos, técnicas mixtas y collages), dibujos, recortes de prensa fotografías y todo lo que haya captado su atención para reflejar plásticamente su personal visión de lo que ha supuesto la pandemia, el confinamiento, las “olas” y picos hasta llegar justo al día de la inauguración, pues hasta ese mismo día estuvo insistiendo en alguna de las obras expuestas aquí de manera independiente o formando familias.

No lo parece por la frescura de sus trazos, la rapidez, brío y la intensidad de su pincelada, pero en realidad PACO PÉREZ VALENCIA tiene bastante de ese perfeccionismo que los creadores auténticos llevan consigo, por la dificultad de sacar a la luz y representar lo que sólo se ve interiormente, en este caso lo que oye y lo que ve en esas otras olas, en este caso las del mar tan cercanas a la Bahía de Cádiz y a la desembocadura del Guadalquivir donde vive, pinta, ama, crea, estudia y desarrolla los proyectos que después concretará en cualquier punto del planeta –al menos así ha sido hasta ahora- desde esos dos factores que han prevalecido en paralelo a su obra como son su familia y el epicentro del mundo que para él es Sanlúcar.

PACO PÉREZ VALENCIA es un autor suficientemente conocido desde sus inicios y no sólo por su vocación hacia la pintura, esa elección vital tan difícil porque se hace asumiendo las dificultades de crear siendo fiel a sí mismo y a su camino y por tanto arriesgándose a no vender, a las consecuencias devenidas de si expone o no y en qué sala porque indudablemente no todas son iguales. También a la repercusión mediática que va a tener, porque a veces pasan autores, obras y exposiciones sin pena ni gloria y sin ese apoyo fundamental que supone el que lo arropen críticos de prestigio como MARTA CARRASCO, MARGOT MOLINA, CHARO RAMOS, JUAN BOSCO DÍAZ- URMENETA, PACO CORREAL, ALFREDO VALENZUELA, IVÁN DE LA TORRE AMERIGHI, JUAN MIGUEL VEGA, JOSÉ Mª RONDÓN,... y tantísimos otros que se me quedan para otra ocasión como señal inequívoca de reconocimiento también hacia ellos.

Por tanto, por todo lo que ha ido produciendo, exponiendo y el que se puedan ver sus obras en Colecciones públicas y privadas, ha sido una especie de fortuna que él mismo reconoce, lo que no significa que no haya estado exenta de riesgos y de esa otra batalla que no se logra en el taller sino con los Gestores y Directivos de cualquier organización en la que ha participado, con los Comisarios, Patrocinadores,... y por supuesto con una clientela que justifique tanto esfuerzo físico, psíquico, emocional, de tiempo y ¿Por qué no decirlo claro?, de dinero.

Paco Pérez Valencia: una isla llamada ‘utopía’ en el coas

No sólo por eso, porque esto forma parte intrínseca de su rica y profunda personalidad, PACO PÉREZ VALENCIA ha tenido que multiplicarse, dividirse, sobre todo en lo que ha ido emprendiendo en paralelo al ejercicio o práctica de la pintura, comenzando si queremos por esa maravillosa experiencia que es la Universidad Emocional, creada por él y puesta en marcha donde quiera que vaya, pues a lo que parece es él o siempre va consigo. También, por su capacidad de docencia impartiendo clases y cursos como profesor universitario en numerosas universidades hasta “aterrizar” el “la LOYOLA” y que por esto mismo siempre acabe dejando su influencia en sus numerosos alumnos y seguidores.

Por supuesto en la amplia labor museográfica que ha desarrollado y continúa haciendo y ¿cómo no?, realizando y mostrando al público el resultado de sus reflexiones vertidas en conferencias, organizando exposiciones de otros artistas, dirigir la Colección de la Fundación VALENTÍN DE MADARIAGA, etc., etc.

Su curriculum artístico y su ya amplia trayectoria puede consultarse afortunadamente en internet, por lo que me limito a lo que ha traído hasta el COAS donde en su apertura estuvo acompañado por la Decana de la institución CRISTINA MURILLO y por el nuevo Vocal delegado de Actividades Culturales JUAN MANUEL GARCÍA NIETO y por cuestiones de aforo, por un pequeño grupo de seguidores de PACO entre quienes se encontraba la que ha organizado esta muestra: la arquitecta GEMMA RUEDA y por supuesto sus queridos padres FRANCISCO PÉREZ GONZÁLEZ y ESPERANZA VALENCIA que siempre están atentos a todas “las aventuras” de su hijo.

Paco Pérez Valencia: una isla llamada ‘utopía’ en el coas

En la última exposición que tuvo en Sevilla PACO PÉREZ VALENCIA, ya apuntaba dos cosas que se ven en esta: la idea del pintor como un naúfrago y su promesa de continuar pintando, como así ha hecho, dando continuidad al ejercicio libre de la pintura al que tantas veces ha tenido que renunciar por sus otros muchos compromisos y responsabilidades.

La idea del naúfrago como sinónimo de la soledad del artista en su estudio, le viene dada porque debe dividirse entre su vida orientada hacia el exterior (incluso cuando se plantea la organización de sus exposiciones y sin ir más lejos, una de entidad y unidad de esta), y la esfera de lo privado donde su familia tanto ascendente como descendente constituye otro de sus grandes pilares. Por supuesto, que el desarrollo de su propia obra donde mensajes de texto, recortes de prensa de lo que le interesa resaltar por cualquier motivo: artístico, humanitario o social y las formas y figuras que introduce en ellas, le requieren otro de sus compromisos solidarios porque el arte para él, es también compromiso, responsabilidad y solidaridad.

La exposición, dividida en tres partes, ocupa la planta baja, la de transición al sótano y el sótano propiamente dicho del COAS. En la primera lo que predomina es el color, un color intenso, puro, pero contrastado en sus entonaciones cálidas como los naranjas, rojos y amarillos e incluye un gran abstracto sobre parte de una gran vela de un barco. En la 2ª y así, a grosso modo porque sería extensísimo detenerme aquí, ya empieza introduciendo grafitis, textos que también pueden interpretarse como gestuales, tallados mejor que trazados con su caligrafía característica, la que recurre cuando quiere resaltar algo para que se salga del cuadro y llame a nuestras conciencias a favor de cualesquiera de las miles de causas abiertas en el mundo.

La 3ª, tal vez la más introspectiva, nos muestra en la otra parte de la vela del barco, una gigantesca marina captada en un día nublado donde son los grises y los tonos oscuros los que predominan en el agua y en el cielo. Las otras obras que la acompañan, aumentan expresionistamente las ondas de las olas, el movimiento del viento y las mareas. La exposición, está hecha en su pueblo, captando su bellísimo paisaje costero, homenajeándolo, sintiéndose parte de él al fin. Por eso pienso que es sin duda una de las mejores muestras que ha hecho, porque desde los primeros hasta los últimos momentos, se capta ese aire tan peculiar de Sanlúcar: el de sus puertos, bodegas, salinas, pinares del cercano Coto de Doñana.

La muestra se acompaña con un cuaderno “de bitácora” donde fue anotando su diario plástico, su biografía, los mensajes dentro de la botella como hacen todos los naúfragos del arte y en este caso también de la vida, ante todas las incertidumbres que nos acucian por el C19 y no sólo por eso.

Pintar, construir, escribir, componer, interpretar, ..., hacer cualquier cosa (como reparar una tubería o colocar los ladrillos de una casa) con deseo de que nuestro paso por este planeta no haya sido en vano. Ese también es otro de los propósitos del arte y de PPV: dejar huella, decir a los demás que a pesar de todo, existen miles de cosas maravillosas y espacios de paz como es el COAS desde que además de los trámites oficiales, deja lugar para salirnos del ruido, una cápsula que flota en una de las esquinas de la plaza de S. Pedro de Sevilla, una de las dos partes -en que como para el poeta FERNANDO VILLALÓN DAÓIZ y para PACO PÉRZ VALENCIA, se divide el mundo.