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Actualizado: 28 nov 2019 / 08:21 h.
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  • País muy alumbrado, pero de pocas luces

Ahora con la Navidad, la mayoría de los ayuntamientos de las comunidades autónomas de España comienzan su particular propuesta de iluminación para copar las portadas de los diarios y hacerse con el primer premio de la ciudad mejor iluminada para las fiestas que se aproximan.

El ayuntamiento de Madrid fue uno de los primeros en encender sus luces para mostrar al mundo, en un alarde de grandilocuencia, su fidelidad con las próximas pascuas. Las luces de los árboles y plazas, que no falten en Madrid, la capital. Y mucho menos en el resto del territorio español.

Pasear por cada una de las ciudades españolas a partir de estas fechas, se antoja complicado por la tarde-noche, sin por lo menos llevar unas gafas de sol a mano. Tanto es así, que este año, antes de lo previsto, muchos ayuntamientos de cualquier comunidad autónoma se han adelantado al puente de la Inmaculada, como manda la tradición, y han puesto sus ciudades engalanadas con sus decorados más variopintos.

Muchas luces por fuera que deslumbren a los turistas y a los propios ciudadanos de cada territorio. Luces necesarias para aquellos que las ordenan poner. Un revestimiento perfecto que atraiga la mirada de todos y que no se mire para otra parte. Qué importa nada. La energía que se gaste, todo lo que se contamine, todo el despilfarro. Una vez al año, no hace daño. La gente quiere ver sus ciudades al mayor puro estilo navideño.

Guirnaldas, estrellas, bolas, Papás Noéles, lazos, flores y regalos. Regalos de todo tipo, de todos los colores y sin aparente orden. Sin gobierno, para que hagan juego con el país. Y sorpresas. Sorpresas como las que nos puede llegar desde Europa en forma de multa por rebasar los límites de consumo de energía permitidos. Y así todo. Y cada año más, porque cada vez estamos más a oscuras.

Qué suerte vamos a tener este año. Los selfies serán más espectaculares que los de años anteriores. No se ha escatimado en el dinero que suponen los decorados, no importa. Para eso están las calles, para poner bombillas. Y no en las cabezas. Total, la Navidad es una vez al año y son fechas muy entrañables para tener unas bonitas fotos. Además, para los ayuntamientos son propinas.

En Madrid, tan solo a la iluminación de las calles para las fiestas que se aproximan, se han destinado tres millones de euros, un 27’7% más de presupuesto que el año pasado. Y en Sevilla, pues un millón de euros ha sido destinado a este necesario capricho. El incremento es lógico. Cada año se quiere hacer mejor y más bonito. La iluminación es cada vez más grandiosa y los españoles podemos hacer un símil con la cola del paro.

En España va todo al unísono. El incremento de la deuda con Europa, el número de parados, el incremento de la afluencia en los comedores sociales en estas fechas, las personas con falta de necesidades básicas. Así que, si sube todo esto, la iluminación de navidad también. Las ciudades hay que tenerlas iluminadas, para que la magia de la Navidad haga el escenario más acogedor de esta película tan fría y entrañable. Porque frio está haciendo en España. Y el que va a hacer.

Pues nada, iremos cogiendo el abrigo por el sur para que en los próximos fines de semana podamos ir a hacernos las fotos de rigor por el centro de las ciudades. Que vaya tela. Ya podrían haber adelantado los alcaldes andaluces el día como lo ha hecho el de Madrid. La Navidad es una fiesta única y cuanto más dure, mejor. La factura no es problema, que hay mucha gente parada que tiene derecho a entretenerse.

María Camúñez Ruiz es Graduada en Periodismo por la Universidad de Sevilla