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Actualizado: 31 may 2022 / 04:00 h.
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  • Antiguo cartel del PSOE contra la entrada en la OTAN.
    Antiguo cartel del PSOE contra la entrada en la OTAN.

Cuando hace cuarenta años, en 1982, nos adherimos a la OTAN, bajo la presidencia de Leopoldo Calvo-Sotelo, buena parte del país se movilizó contra el militarismo. La web de TVE informa de que “a pesar de tener a la opinión pública en contra, el gobierno de Leopoldo Calvo-Sotelo indicó en su discurso de investidura la intención de que España ingresara en la Alianza, e inició las negociaciones. Para ello recabó el apoyo del Congreso, donde votaron a favor los partidos de derecha (AP -hoy PP- y UCD) y los nacionalistas vascos y catalanes (186 votos), frente al bloque de la izquierda, encabezado por PSOE y PCE (146). En diciembre de 1981, España hizo la solicitud formal de ingreso y el 30 de mayo de 1982 se completó la adhesión”.

Hubo tanto jaleo que Felipe González, cuando llegó a La Moncloa, convocó en 1986 aquel referéndum del eslogan extraño: “OTAN, de entrada no” que lo mismo sirvió para la confusión y el alucine que para el cachondeo. Ahora ya se puede decir que el pescado estaba vendido desde antes de morirse Franco y que la derecha vetusta (UCD+AP) inició la faena y la derecha sonriente (PSOE), la terminó, ciertamente con la cabeza hecha un lío entre su militancia de base. Eran ya los nuevos tiempos del neoliberalismo y la globalización ejemplificados por varios detalles: Felipe González abandonó el marxismo, Carrillo se fue a EEUU a anunciar que el PCE abandonaba el leninismo, González empezó unas privatizaciones de grandes empresas que continuó Aznar... Todo atado y bien atado, hacía falta que el pueblo apoyara y, como suele ser habitual, apoyó. Todo en orden. No nos extrañemos que en la actualidad la izquierda haya centrado su atención “revolucionaria” en implantar el todos, todas y todes, se ha quedado sin sustancia, está perdiendo la guerra. Tres años después del referéndum OTAN tiraron el Muro de Berlín y en el 91 se fue a hacer gárgaras la URSS y China se convirtió al capitalismo comunista.

Lo del ingreso en la OTAN fue poco después del intento de golpe de Tejero. Más razón para meternos en la organización y que estuviéramos calentitos a la lumbre del Tío Sam, tan demócrata, se supone que esta vez no nos dejarían a merced del fascismo como sucedió en 1936-1939 cuando las demócratas Francia e Inglaterra miraron para otro lado (a Hitler y a Stalin) mientras Franco ganaba la guerra. Los poderes españoles interesados en obedecer los deseos del orden mundial se pusieron tan nerviosos con esto de la OTAN que hasta José María García, rey de la radio en la noche, hizo un alto en su programa deportivo para pedir a su amplia audiencia el sí en el referéndum.

En el referéndum de 1986 voté no. Ahora sigo votando no, pero, el no de 2022 no es el no de 1986. Mi no actual es para una OTAN comparsa de EEUU que es un país peligroso, lleno de enfermos señores de las guerras que además carecen de tradición histórica. Creo que ya ha demostrado el poco seso que tiene para estas cuestiones. La OTAN es necesaria, pero no a las órdenes de USA sino con una Europa más poderosa que nadie, claramente unida en lo socioeconómico, que logre alcanzar un pacto de entendimiento y colaboración pacífica con Rusia, una vez detenida la guerra de Ucrania. Es algo que nunca permitirá EEUU que es el problema real aunque nadie se atreva a decirlo por miedo o precaución y por todos los intereses que nos unen a un país que también debería consultar a sus mentes más serenas y brillantes y replantearse dejar de mandar a base de mandobles, sanciones y chulerías y apuntarse al diálogo diplomático. Deberían saber allí que el pistolero más rápido del Oeste lo es hasta que llega otro y le obliga a morder el polvo.