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Actualizado: 24 nov 2022 / 10:51 h.
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  • Parece que, desde ayer, las hipotecas han bajado bruscamente

Se acabaron los problemas. El Euribor nos la trae al fresco; la guerra de Ucrania está mucho más lejos que ayer; el delito de sedición y el cambio del Código Penal español nos suena a chino y nos les quiero contar el de malversación, ese ni nos suena...

Se acabó la crisis energética más importante y honda de todos los tiempos. Se acabaron los problemas porque han llegado los goles, las emociones más primitivas y básicas, los sentimientos que creíamos olvidados para siempre.

España se ha estrenado en el Mundial de Fútbol de Qatar goleando a una floja y enclenque selección de Costa Rica. Ha ganado y ha salvado un momento crítico en todos los campeonatos que se disputan, ese primer partido que siempre se suele empatar o perder. España, digo.

Ha llegado el fútbol y Qatar, de pronto, es un país más, como Francia o Paraguay; el balón rueda y el dinero sobra; la decencia, tan manipulada en el mundo del fútbol, vuelve a ser una dama majestuosa.

Hasta mediados de diciembre, el mundo girará alrededor de un balón. Sin remedio, sin resistencia alguna. Ay, qué pensaría Galileo si supiera que un balón se puede convertir en el punto más interesante de una galaxia. Ya pagaremos la hipoteca como podamos, y el recibo de la luz, y el del gas. Ya volveremos a poner los pies en el suelo.

De momento, Argentina y Alemania se han ido calientes a la cama y son sombras; en Arabia Saudí siguen de fiesta; los japoneses siguen sin dar crédito; y en España confiamos en que una segunda estrella venga de camino. De momento, el fútbol reina y todos claudicamos ante su cetro. Sea como sea que acabe el campeonato, el espectáculo más luminoso del mundo ha comenzado y nuestras hipotecas siguen subiendo sin dar tregua. Qué mundo tan maravilloso nos está quedando.