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Actualizado: 20 sep 2017 / 22:24 h.
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  • Pisando las hojas del otoño

El otoño es mi estación favorita del año, sobre todo porque viene después de la que más detesto, que es la del verano. La primavera es para enamorarse, y no es un tópico, y el invierno es para dormir bien y dedicar cada sábado a tomar mosto en Palomares del Río. Con el otoño llegan los colores, de una diversidad paisajística increíble; se acaban las fiestas de los pueblos, con sus cohetes y todo, y le damos algo de reposo al hígado. Guardamos las prendas de verano y sacamos del ropero la chamarreta, el pantalón de pana y los botos de Valverde del Camino. Apetece más ir al cine y sacar las cañas de pescar, sentarse en un parque con el suelo lleno de hojas secas y de niños que juegan a la pelota. Regresan las series de televisión y el buen flamenco de las peñas, pintamos el patio y la fachada de la casa antes de que lleguen las primeras nubes y vuelven los atascos en las grandes ciudades o en pueblos que aspiran a serlo algún día. Sevilla se pone muy guapa en otoño, con los atardeceres dorados reflejados en sus tejados, el sol perdiéndose por el Aljarafe y la tierra pidiendo agua. ~

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