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Actualizado: 27 nov 2020 / 21:14 h.
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  • Gabriel Rufián. / EFE
    Gabriel Rufián. / EFE

Dice el líder de los socialistas catalanes, Miquel Iceta, que entiende la postura de la presidenta de Madrid, que entiende muy bien que quiera que las empresas acudan a esa comunidad, pero que Ayuso debe hacerse cargo de que ellos quieren que las empresas catalanas y de toda España desarrollen sus proyectos en Cataluña. Algo muy parecido ha dicho, no es textual.

Lo que no dice Iceta es que el independentismo catalán ha destrozado la maquinaria inversora declarando la república durante ocho segundos; o que los independentistas han destrozado la paz social; 0 que la polarización en la sociedad catalana es inmensa, peligrosa y, seguramente, irreversible. Lo que no dice Iceta es que las calles en llamas invitan poco o nada a que las empresas desarrollen nada que no sea un plan de huida. Lo que no dice Iceta es que la fiscalidad para empresas y para los ciudadanos es una tortura.

Y lo que no dice Iceta es que la ruina que han generado los independentistas con el apoyo de socialistas y Podemos es una tragedia para millones de catalanes.

El caso es que quiere Iceta (sin decirlo claramente) y quiere Gabriel Rufián (diciéndolo sin complejos) que la ruina que tienen y que han provocado la paguemos entre todos. No solo quiere que los madrileños aflojen la pasta. No, lo que quieren es que lo hagan todos los españoles. El caso es que con Sánchez en la Moncloa puede pasar cualquier cosa. ¿Quién podía imaginar que Iglesias le iba a marcar el paso al PSOE? ¿Quién pensaba, hace unos meses, que Rufián iba a imponer una modificación fiscal en su beneficio y para tapar sus propias miserias en la gestión? En Andalucía acaban de bajar los impuestos y, desde Barcelona, van a volverlos a subir porque un sujeto que quiere destrozar la unidad de España va a votar a favor de los Presupuestos Generales del Estado que ha presentado Sánchez.

Rufián ha dicho bien clarito que ha llegado ‘el fin del control financiero por parte del Estado a la Generalitat de Cataluña’. Con más transparencia es imposible decir las cosas. Se le olvidó decir que, de paso, llegaba una subida de los impuestos en el resto de España y que así los suyos no podrán quejarse. Se le olvido llamarnos, directamente, ‘pringaos’.