Image
Actualizado: 19 sep 2022 / 15:32 h.
Facebook Twitter WhatsApp Linkedin Copiar la URL
Enlace copiado
  • ¿Pueden los padres rendirse?

Los padres no somos héroes. Ni padres ni madres. Tampoco lo son los hijos o los amigos o los desconocidos o los militares o los sacerdotes. No existen los héroes. Tal vez, en algún momento, alguien perdió la razón e hizo algo absurdo o improbable o loco, pero héroes no hay. Lo que parezca una heroicidad es un espejismo. Seguro.

Los padres, como no somos héroes, tenemos derecho a la rendición, a claudicar o al abandono total y absoluto. Las madres, por supuesto, también. ¿Por qué debemos dejar que una situación cualquiera nos arrastre hasta territorios en los que acabarán con nosotros? ¿Desde cuándo un padre o una madre ha venido a este mundo para vivir la vida de sus hijos en lugar de la suya? ¿Es sano asumir como propias las miserias de hijos o de padres y madres ancianos? ¿Somos peores personas si nos rendimos en momentos críticos? ¿Hay derecho a que un hijo se sepulte en vida cuidando de sus padres sin tener un espacio para su vida propia? Todo esto no tiene nada de heroicidad y bastante de estupidez. Se puede cuidar de un anciano sin que la situación acabe contigo; se puede soportar a un adolescente sin salir medio loco de la experiencia. Todo tiene un límite.

Mucho antes de morir mi hermano (se suicidó) yo había dimitido como cuidador, asesor y casi psicólogo. Ni estaba preparado para ejercer ni sabía cómo hacerlo. No podía hacer nada que no fuese respetar a Antonio y asumir que tenía delante de mí un problema que me estaba hundiendo en un fango desconocido y brutal. Me encontraba agotado. Jamás he tenido la sensación de culpa porque hice lo que pude. He tenido suerte con mis hijos (son brillantes estudiantes y buenas personas) y no he dimitido aún aunque alguna vez he tenido muchas ganas de hacerlo. ¿Soy mejor persona o peor persona por todo ello? No me hace mejor ni peor hacer lo que puedo, lo que sé hacer sin causar daños mayores. Y no dudaría en rendirme si fuera necesario. Ni un instante.

La vida de cada uno la debe vivir cada uno. La rendición es un derecho de las personas y todo eso de los héroes es una invención de los que quisieran que el mundo fuera un relato maravilloso. Abandonar es dejar de querer y eso no le pasa a un padre o a una madre sin que ocurra un cataclismo previo. Los padres y las madres amamos sin condiciones. Y los amigos aman sin condiciones. Y las buenas personas aman sin condiciones. Para nuestra tranquilidad, casi todas las personas suman la paternidad o la maternidad, la amistad y la bondad.

Rendirse no es perder la batalla. Rendirse es evitar una derrota absoluta que impide a cualquiera poder seguir amando o trabajando. Rendirse es darse una nueva oportunidad antes de un hundimiento absoluto. Es un derecho y, creo, un deber. No es una vergüenza. Claro que no lo es.