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Actualizado: 15 may 2022 / 04:00 h.
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  • Jesús de la Rosa, Juan José Palacios ‘Tele’ y Eduardo Rodríguez Rodway, integrantes de Triana. / E. C.
    Jesús de la Rosa, Juan José Palacios ‘Tele’ y Eduardo Rodríguez Rodway, integrantes de Triana. / E. C.

Tras los fastos de la Corte primaveral sevillana, repleta de más enganches sin ruedas que con ellas, de exegetas, barones y bufones, toca litrona, cien duritos de costo y otro palo flamenco... y pa eso estamos, mientras el cuerpo aguante y el editor y su santa paciencia también ...

Solo hay un matiz entre poetas y humanos. Los primeros son peligrosos, por insobornables. Y joden (que mi madre me mata si digo la palabra justa) mejor que los ricos, será que ante la falta de dinero, prima el conocimiento.

Invocaré hoy a los espíritus y a la bendita promiscuidad. Y por tanto, me acordaré de los “otros sevillanos”, como Vallina, que acabó sus días en Méjico, en la selva de Veracruz; y de su hagiógrafo Vicente Tortajada, narrando desde su balcón de la Puerta de la Carne, el laberinto de aquella conspiración contra Alfonso XII, que nos hubiera librado para siempre de eméritos y Corinnas.

A mí la confusión me la causó el Alfonso Guerra de antes de la Academia de las Buenas Letras, justo cuando decidió asistir a la toma de posesión de Antonio Muñoz. Arfonzo –como le dicen en la capital- siempre glosaba a Besteiro, cuando yo amaba a Negrín. Pero con Vd., Sr. Alcalde, debió errar. Ya se sabe, cuando el tiempo nos alcanza...

Muñoz tuvo como pila bautismal su persignación ante las monjas de clausura; y terminó tocando el llamador antes de que Triana rindiera los sones de Esperanza coronada. A ver cuando se entera que el mito de Sevilla son sus yemas de San Leandro. A escondidas, siempre las de El Ecijano.

Me escriben varios amigos para que reinvidique un homenaje a Jesús de la Rosa, justo como para Caracol, del que apenas se recuerda su saeta (con eso basta) en la salida última del Cristo de los Gitanos por el Uno de San Román. Me juran que el taxista Juanma, El Rebusca del Políngano, ya ha recogido más de mil firmas, como miles los sostenes que derramaría su efigie.

Jesus de la Rosa fue primero poeta y después todo. Y como las muertes asonantes, le alcanzó en aquel maldito accidente a la búsqueda de su hija recién nacida. Los vástagos siempre terminan matándonos, ya sea en la ida o en la vuelta. Por si acaso, tranquilos, que nuestro provisional Alcalde aprendió de Luisito Rey, el monarca que rige el más pijo macondo sevillano. Sí, el San Francisco de Paula, la mejor empresa para un abogado laboralista. Allí nunca hay despidos, todas bajas voluntarias. Vaya con todo una loa para sus profesores, aunque a mí me guste más maestros.

En eso, de la Rosa fue dolmen contra el puto miedo del lobo gris de las cuatro de la mañana. Sevilla necesita recobrar su movida, pero aquí sigue sin pasar nada más que el quita y pon de las sillas de la carrera oficial.

Y para colmo, para una vez que nos traen a Alaska, en la última final de trece rayas verdes hasta dentro de otros diecisiete años, las plumas a sueldo nos critican al bueno de Luis Rubiales.

Haga algo Sr. Alcalde interino, que al final echaremos de menos a Monteseirín y no quiero más dramas en mi vida.

Jesús de la Rosa. Rock progresiff andalou... Otra litrona pal parque niño...

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