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Actualizado: 07 ene 2022 / 04:00 h.
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  •  Ricardo Rubio - Europa Press
    Ricardo Rubio - Europa Press

Radio Nacional de España (RNE) me estaba poniendo sobre las seis de la mañana de ayer un programa muy de Reyes Magos. Buscó a expertos en niños y los entrevistaba, además de otros aspectos propios del día como recordarnos la secuencia de La vida de Brian en la que los Reyes Magos se confunden de portal y en lugar de ir a adorar a Jesús proceden a adorar a Brian que nació al mismo tiempo que el bebé celestial. Es un detalle progre, la COPE no haría eso porque La vida de Brian trajo cola, sus impulsores, los Monty Python, no hallaban quien la produjera y al final fue el beatle George Harrison quien lo hizo y además se marcó un cameo. Ahora a ver si usan la misma película en RNE para satirizar a la izquierda y al “pueblo” porque esa película se cachondea de todo ello.

El entendido en niños al que oí nos transmitió una visión idílica de los infantes, como era de esperar. Todo era cuestión de educación, una teoría muy progre también que ignora las tendencias innatas de los seres humanos, unas tendencias que explican porqué ocurren muchas otras cosas pero como es feo recurrir a lo innato se tira de visiones literarias y místicas o de la filosofía de zapatillas y batín para explicar algo. Y si los niños y los mayores se portan mal es por la educación capitalista y su sociedad de consumo, el caso es huir de la genética y otras explicaciones asimismo complejas. Freud armó un escándalo cuando anunció que los niños, desde muy, muy niños, experimentaban cierta actividad sexual, sólo que en esta ocasión se le sublevaron todos los eminentes expertos de Viena y fuera de ella, tanto de izquierdas como de derechas, amigos y enemigos. Sin embargo, Freud tenía y tiene más razón que un santo, lo único que hizo fue pensar, observar activamente y expresarse con libertad.

Los niños han inspirado películas de terror, los niños son deliciosos pero son seres humanos. Cuando veo a un niño o niña lindos me enternezco de cariño y además pienso que Savonarola, Hitler, Stalin o María Tudor serían tan lindos como ellos al nacer y ser bebés. Luego la vida debió educarlos para ser malos, como decía Rousseau. Pues bien, yo veo que a los niños y a las niñas se les educa para una cosa y luego salen por la tangente. ¿Por qué?

En el Día de Andalucía se les muestran las bondades del desayuno andaluz. Luego, con los años, ¿cuántos púberes y jóvenes desayunan sanamente? ¿Cuántos padres obedecen el consejo de la tostada con aceite andaluz? ¿Aceite andaluz con pan andaluz o los famosos cereales Kellogg’s de Gringolandia? ¿Tostada o bollería? ¿De qué sirve la educación si son al final los niños quienes rechazan las enseñanzas? Y no siempre es por culpa de los padres.

¿Y el pitorreo del Día de la Paz? Todos con sus manos blanquitas, moviéndolas y cantando sonidos pacíficos y solidarios para que luego los manos blancas y cantantes se dividan en tribus rivales y hasta acosen y maltraten a sus compañeros en determinados casos. La tribu de los canis, la de los pijos, la de los frikis, la de los no sé qué... Y se juntan entre ellas y salen de paseo ellas mismas y al final terminan en las redes sociales comunicándose con quienes les dicen lo que quieren oír con lo cual crecen sin mente crítica alguna, algo que descubro cuando llegan a la universidad donde muchos son llamados y muy pocos los elegidos a pesar de que casi todos saquen una carrera.

Aquí hay mucho de educación y mucho de innato: las pulsiones agresivas que nos han servido para durar como especie siguen ahí y seguirán. Al final, como estos aspectos más complejos apenas se abordan en una educación y en una enseñanza por lo general doctrinarias y como además la cultura de mercado innata que se ha desplegado nos sobrepasa, ocurre lo que ocurre. Sin embargo, en éste y otros aspectos, sigue predominando el discursito místico y literario. ¡Qué ricura de niños! Las educaciones simples van por un lado y la realidad compleja por otro.

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