Image
Actualizado: 21 mar 2023 / 15:49 h.
Facebook Twitter WhatsApp Linkedin Copiar la URL
Enlace copiado
  • Ramón Tamames, Gibraltar y la moción de censura más estéril

La moción de censura de Vox al Gobierno de Sánchez está siendo tan estéril como previsible, tan aburrida como innecesaria. Ramón Tamames ha llegado al Congreso de los Diputados para largar su discurso y para mostrar total desinterés más allá de eso. Santiago Abascal ha soltado su discurso y nadie quiere saber nada de lo dicho más allá del rato utilizado (más de lo mismo). Pedro Sánchez ha dicho lo que tenía previsto hace días sabiendo que el discurso filtrado tendría pocos cambios al pronunciarse y lo ha dicho para aburrir a propios y extraños. Ha sido gracioso escuchar a Ramón Tamames reprochar a Sánchez haber llegado al Congreso con un tocho de veinte folios para contestar (eran bastantes más) y diciendo al presidente, de forma elegante, que era un coñazo lo que escuchaba y lo que quedaba por decir. Lo único que se puede agradecer es que el nivel parlamentario se ha acercado a lo que debería ser cada día.

De todo lo dicho por Tamames me quedo con la referencia a Gibraltar porque en boca del mejor economista español vivo, de un comunista de los pies a la cabeza que tuvo que luchar contra viento y marea para salir vivo de su andadura política en épocas anteriores, queda entre graciosa y absurda. Tamames ha dicho: «Gibraltar es una colonia europea que no podemos permitir. Es un problema de dignidad nacional y de dignidad europea. Es intolerable». Esto que dice Ramón Tamames es antiguo, como todo lo que ha mencionado en su discurso. Esto que dice Ramón Tamames forma parte de un discurso, superado desde hace muchos años, que utilizó el mismísimo Franco y, más tarde, sus herederos. Esto que dice Ramón Tamames en pleno siglo XXI es anacrónico y carece de sentido.

Esta está siendo la moción de censura más estúpida de todas, la utilización de los mecanismos democráticos más torticera, el espectáculo más deprimente de la política española moderna. Ni Vox, ni PSOE, ni PP, obtendrán beneficio alguno de este circo. Los españoles, por supuesto, tampoco. Cuesta un dinero que no tenemos, cuesta un esfuerzo que se debería dedicar a resolver lo importante, cuesta asumir que nuestra clase política sea tan ridícula y tan costosa para el país. Está pasando y no dejará recuerdo alguno.

Vaya panorama.